EDITORIAL
La pujanza de la FP
La tasa de crecimiento de la población andaluza no es de las peores del país, aunque nuestro crecimiento vegetativo es negativo –hay más defunciones que nacimientos– y sólo se ve compensado por la inmigración. Con 8,6 millones de habitantes, la proyección que ha calculado la Junta apunta a que en el año 2030 alcanzaremos la cifra de 10 millones de personas en el escenario más positivo de todos, mientras que el más negativo pronostica una caída de medio millón. El término medio de la proyección indica que la población sería siendo la misma. Uno de los problemas particulares de Andalucía es que puede dejar de ser la comunidad autónoma más poblada de España. Cataluña está muy cerca, con medio millón de habitantes menos en la actualidad, y Madrid, con 7,06 millones, es la que muestra un mayor vigor demográfico debido a un proceso de recentralización económica. Andalucía sigue teniendo la población más joven del país, que ha sido el motor demográfico; una zona litoral con un crecimiento muy importante de población, que recibe tanto a inmigrantes como nacidos en otras comunidades españolas, y una agroindustria que mantiene cierta actividad en algunas comarcas del interior, aunque hay territorios en el interior que se están despoblando, tal como viene ocurriendo desde hace décadas en las Castillas y en las regiones norteñas. Será la vigorosidad económica de Andalucía la que decida en último término si nos mantenemos como la comunidad más poblada de España, pues éste es el factor que parece que está determinado el crecimiento demográfico. En este sentido, la característica de Madrid como centro geográfico y capital del Reino corre en contra de todas las demás, no sólo de Andalucía. Pero nuestra comunidad aún puede mantener el liderazgo si aprovecha la abundancia de suelo para construir más viviendas que el resto, lo que además es el modo más efectivo de ayudar al crecimiento de las familias.
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