Quién grita más fuerte

17 de septiembre 2025 - 03:10

La situación creada en torno al abrupto final de la Vuelta Ciclista a España y la áspera batalla de declaraciones que en torno a estos hechos se ha desatado vuelve a poner de relieve el bajo nivel de la política española y la necesidad que tienen los partidos de alimentar de forma permanente la hoguera de la crispación. Sirve lo mismo la dana de Valencia que el apagón de primavera, el Festival de Eurovisión, los incendios forestales de verano o, ahora, las derivadas de la apocalíptica situación provocada por Israel en Gaza. Parece que lo importante es que el ruido de las descalificaciones y de los improperios no baje ni un decibelio. Lo ocurrido el domingo en Madrid, por encima de cualquier otra consideración, es un nuevo fracaso del Gobierno de Pedro Sánchez que fue incapaz de cumplir su compromiso de blindar la prueba ciclista y de garantizar el derecho a la protesta pacífica. Esta vez el ridículo resuena en todo el mundo y a él no es ajeno el hecho de que el propio Sánchez y su coro de ministros actuaran como animadores de esas protestas. Un hecho incomprensible a no ser que responda a una dinámica consciente de incendiar la calle para ahondar con ello el clima de polarización que se respira. Pero también se equivoca el Partido Popular, y en especial su presidente, Alberto Núñez Feijóo, jugando en este asunto a la radicalidad y permitiendo que las críticas al Gobierno opaquen un pronunciamiento claro del principal partido de la oposición sobre lo que está pasando en Gaza. La opinión pública española asiste consternada a unos hechos espeluznantes que si no son un genocidio se les parece bastante. El PP ha sobrevolado esta situación, como si quisiera obviarla, para centrarse en la batalla política interna en su obsesión permanente por desgastar a un Gobierno que ve en una situación de extrema debilidad. Lo único que parece importar a los partidos es quién grita más fuerte.

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