La ‘guerra’ de las vacaciones

17 de agosto 2025 - 03:11

Con la actividad política al mínimo en agosto, los dirigentes de guardia de los partidos aprovechan la ocasión para desgastar al adversario de vacaciones. El ejemplo más bufo lo ha protagonizado, y ya no resulta novedoso, el ministro de Transportes, Óscar Puente, de gatillo fácil y humor zafio, con sus mensajes en X contra el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. La rápida interrupción de un descanso, por lo visto, mide el éxito de una respuesta ante una catástrofe, como la de los incendios que han castigado esta semana a media España. Sus reproches se extendieron después, por las mismas razones, a Isabel Díaz Ayuso, tras el fuego de Tres Cantos, y a Juanma Moreno por su ausencia en Córdoba y Tarifa. El bucle prosiguió desde el PP con críticas similares a Sánchez por ni siquiera levantar su teléfono desde su refugio de Lanzarote para comunicarse con los presidentes autonómicos cuando ardía medio país. No para la campaña electoral. Nada nuevo bajo el sol del verano. Algunos políticos ven propicia la fecha para cazar al adversario en un renuncio. Las vacaciones hace años que se han convertido en una oportunidad para exigir la presencia de los líderes en los despachos o sobre el terreno. Y, en caso contrario, desacreditarlos. Ejemplos hay muchos. En 2019, lo exigieron Podemos y Ciudadanos. En 2020, el PP con la pandemia y un año después creó el hashtagDóndeestáSánchez con motivo de la crisis de Afganistán. Así se puede medir también en verano la catadura de la vida política en España. En vez de estas pueriles guerras agosteñas, destinadas a mantener el diapasón de la polarización, estos pistoleros de las redes y sus posteriores cómplices deberían aparcar la demagogia y preguntarse por qué muchas administraciones demuestran tanta ineficacia cuando se las pone a prueba. Con jefes presentes o ausentes.

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