EDITORIAL
El plan médico de la Junta
Junts sabe que el Gobierno de Pedro Sánchez está en sus manos y que una situación como esta sólo se da una vez en la vida. Por eso lleva desde los acuerdos de investidura practicando y perfeccionando las técnicas más descaradas del chantaje. Ha hecho una costumbre de la amenaza de hacer saltar la mayoría que sostiene al Ejecutivo y propiciar, por esa vía, una moción de censura que supondría un cambio de inquilino en el Palacio de la Moncloa y, teóricamente, la convocatoria inmediata de elecciones. Hasta ahora no lo ha hecho. Es consciente de que tiene mucho más que perder que ganar y apura los márgenes desde el convencimiento de que así consolida una influencia a la baja en Cataluña. Esta vez ha bastado una frase de su portavoz en el Congreso, la diputada Míriam Nogueras, en la que afirmaba que Sánchez en vez de preocuparse por el cambio de hora debería hacerlo por si ha llegado la hora del cambio para que las especulaciones sobre un final abrupto de la legislatura se disparasen. Aunque el PP ha vuelto a salivar con la posibilidad de que al fin pudiera contar con los números para la ansiada moción de censura, las cosas no están tan claras. La propia personalidad y trayectoria de Carles Puigdemont lo convierte en un ser atrabiliario e imprevisible, y la consulta que ha anunciado para que la militancia se pronuncie sobre los pactos parece un nuevo intento de apretar las tuercas al Gobierno. La consecuencia más inmediata de este nuevo pulso será, probablemente, que Pedro Sánchez tendrá que tragarse de nuevo su promesa de presentar unos Presupuestos Generales del Estado y tendrá que hacerse una foto que no desea con Puigdemont . Es un juego que impone el huido y que el presidente acepta con el único objetivo de llegar al final de una legislatura que ya ha dado sobradas muestras de agotamiento. Junts sólo romperá por sus propios intereses electorales en Cataluña, donde el panorama se le complica más cada día. Este es el principal factor que está encima de la mesa y que lo puede cambiar todo.
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