Gilberto Santa Rosa: “Realizar tus sueños siempre es un gran motivo para vivir”
ICÓNICA SANTALUCÍA SEVILLA FEST
Icono indiscutible de la salsa romántica, Gilberto Santa Rosa actúa esta noche en la Plaza de España, dentro del Icónica Santalucía Sevilla Fest, con un concierto que recupera clásicos, redescubre joyas olvidadas y reafirma su fidelidad a la música en vivo
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Sigue creciendo la leyenda de Gilberto Santa Rosa (Santurce, Puerto Rico.1962). Conocido como el Caballero de la Salsa, ha recorrido el mundo entero durante casi medio siglo de carrera, combinando con elegancia bolero y salsa, romanticismo y virtuosismo, tradición y riesgo. Con múltiples Grammys, millones de discos vendidos y un lugar reservado en la memoria colectiva del Caribe y de toda América Latina, llega por fin a esta ciudad dentro del marco del Icónica Santalucía Sevilla Fest. Esta noche actuará en el emblemático escenario de la Plaza de España, acompañado por su orquesta de quince músicos. Lo entrevistamos en la antesala de ese encuentro con el público sevillano, que también podría ser, quién sabe, un anticipo del nuevo proyecto que ya empieza a cocinar en clave de bolero.
Pregunta.-¿Este concierto en Sevilla sigue enmarcado dentro del Auténtico Tour o ya estamos entrando en otra etapa? Se lo pregunto porque a lo mejor tenemos la suerte de que empiece a asomar un nuevo repertorio: ¿algún bolero inédito, alguna primicia del disco que prepara actualmente?
Respuesta.-No, no forma parte del Tour, pero el repertorio es el mismo con el que estamos todos los días en esta gira. Estoy por comenzar un par de proyectos, y uno de ellos sí tiene que ver con los boleros, pero por ahora seguimos llevando el repertorio de Auténtico, que mezcla temas tradicionales con canciones de Debut y Segunda Tanda, Volumen 2.
P.-Conciencia y Perdóname no suelen faltar en su repertorio… pero, más allá de esos clásicos inevitables, ¿hay joyitas o sorpresas preparadas para el concierto en Sevilla?
R.-Sí, sí, claro que sí. No solo traigo cosas nuevas, sino que también estoy, como decimos nosotros, desempolvando algunas canciones que hace tiempo no cantaba. Me dije: Caramba, voy a aprovechar para refrescarlas y traerlas de vuelta. Así que habrá un par de canciones así en el repertorio.
P.-Y ya que estamos: ¿le han contado algo del escenario majestuoso que lo espera?
R.-No, no, voy prácticamente a sorprenderme. Obviamente, en esta época del año los festivales tienen mucha fama y no es la primera vez que tengo la oportunidad de ir por ahí. Aun así, voy en plan sorpresa, porque no he querido adelantarme mucho.
Invito a todos los músicos del mundo a que se mantenga la música en vivo"
P.-Le leí hace poco que uno de sus grandes deseos como espectador es ver en vivo a Justin Timberlake… y resulta que fue él quien inauguró este mismo festival. Si las agendas hubieran coincidido, habría podido cumplir ese deseo aquí mismo, en Sevilla. ¿Qué le atrae de Timberlake? Porque, a priori, no parece un artista muy próximo a sus coordenadas musicales.
R.-Ah, caray; hubiese estado muy bien. Sí, lo que hace Timberlake está un poco lejos de lo que yo hago, pero tengo muchas ganas de verlo. Ya había cumplido uno de esos deseos viendo a Bruno Mars en Las Vegas y Timberlake es el otro que tengo pendiente. Lo he visto solo en videos y me ha impactado mucho su puesta en escena. Guardando las distancias, tiene una dinámica que se parece un poco a la que yo manejo en el escenario con mi orquesta. Me pareció muy musical. Ver a estos muchachos, que tienen todo el éxito del mundo, tanta creatividad, y que aún le dan un lugar central a la música por encima del espectáculo, es algo que me llama la atención. Cuando vi el show de Bruno Mars me quedé de una pieza. Mi hija me hablaba mucho de él, pero yo no le hacía muchas fiestas… hasta que un día me senté a verlo, y me conquistó.
P.-En escena lo acompañan quince músicos: metales, cuerdas, teclados, percusión, coristas… un verdadero cuerpo sinfónico de la salsa. Muchos de ellos llevan décadas con usted, pero, ¿hay también espacio para las nuevas generaciones? ¿Su banda funciona solo como élite consolidada o también como escuela donde se curten talentos que luego despegan?
R.-Es una mezcla muy interesante. Tenemos veteranos y también muchachos jóvenes que ya están volviéndose veteranos jóvenes, porque algunos llevan 20 años con nosotros, aunque empezaron con 17 o 18 años. Esa combinación hace que la energía de la música sea distinta. Los jóvenes aportan frescura y también empujan a los más veteranos. Y eso se nota. Y no le hablo como si yo estuviera fuera, soy parte de la orquesta. Hay mucho talento, una energía especial, y una calidad musical que hace, como le digo a todo el mundo, que conservemos las malas costumbres de tocar todo en vivo. Yo invito a todos los músicos del mundo a que se mantenga la música en vivo. Uno hace conciertos todas las noches y todas las noches encuentra algo distinto en su escenario. ¿Por qué? Porque hay un feeling, hay una conversación... me da mucho gusto esa improvisación, ese diálogo entre el bajista y el pianista probando algo nuevo cada noche. Eso, la verdad es que le da emoción al oficio y lo hace divertido.
P.-A usted lo conocen como el Caballero de la Salsa, pero empezó cantando boleros… Si trazamos una línea imaginaria donde el 1 es pura salsa y el 10 es bolero absoluto, ¿en qué punto se colocaría hoy? ¿Dónde siente que está más cómodo, más verdadero, más suyo?
R.-Bueno, le tengo que decir que me apasionan los boleros, pero mi esencia es una salsa básicamente romántica. Me gusta ser más salsero porque tengo varias opciones, letras bonitas, puedo improvisar, que a mí me encanta. Y sí, empecé cantando boleros, pero si tuviera que describirme le digo que en el número 10 de salsero y en el 8 de bolerista, porque a mí me llena y me gusta muchísimo el bolero, pero todavía tengo dos números de diferencia a favor de la salsa -entre risas-.
P.-Ha colaborado con figuras de la música urbana como Nathy Peluso, Bad Bunny o Rauw Alejandro. Cuando se dan estos cruces generacionales, ¿quién suele dar el primer paso? ¿Son los nuevos los que buscan acercarse a los clásicos, o también los consagrados sienten curiosidad por ese otro lenguaje?
R.-Creo que se da de las dos maneras. En mi caso, siempre han sido ellos los que han hecho la invitación. Yo respeto mucho a la gente talentosa, aunque no pueda hablar técnicamente de música urbana. La conozco desde el oído y de haberla visto crecer y desarrollarse. Recuerdo que la primera vez que hice el acercamiento fue con un dúo local muy popular en Puerto Rico, a quienes yo mismo invité. Luego, más que invitaciones se dan las oportunidades, aparece el momento; a veces nos encontramos en un aeropuerto, en un escenario… alguien dice: escribí algo que podríamos hacer juntos, y lo hacemos. Antes, entre artistas del mismo género era muy difícil colaborar por temas de discográficas o representantes. Todo era muy político, muy burocrático. Eso ya pasó. Ahora todo fluye más naturalmente.
Yo soy muy mal turista, pero la música me ha enseñado gran parte del mundo"
P.-A veces parece que el Gran Hermano digital lo sabe todo… Ayer, mientras preparaba esta entrevista, estuve escribiendo su nombre varias veces, curioseando en internet, y de pronto me salta una alerta de una página americana que no había abierto en mi vida, anunciándolo a usted como cabeza de cartel del Fiesta Latina de Miami en octubre, donde además recibirá el premio Corazón Latino. Y ahí fue cuando me pregunté que en ese corazón latino suyo, que late con música desde hace tantos años, ¿qué otros amores caben además de ella? ¿Cuáles son los más importantes más allá del escenario?
R.-Más allá del escenario lo que te llena y te trae a tierra es la familia. Porque este mundo también te puede marear. Mi esposa, mis hijos… ya tengo nietos. Ellos me recuerdan quién soy. Me traen a tierra. También tengo amigos que considero familia. Yo valoro mucho la amistad. Me da felicidad conocer nuevos amigos. Eso es lo que te apaga el reflector y además le da sentido a los aplausos y al cariño. Porque no podemos endiosarnos; este negocio es muy bonito, pero a veces nos perdemos un poco en eso y creemos que, en vez de caminar por la ciudad, flotamos. Por eso hay que tener el contrapeso de la familia, de personas a las que querer y que te quieran, de las que preocuparte…
P.-Supongo que no debe ser fácil no sentirse endiosado, o al menos especial, tras una carrera de 50 años de éxito como la suya.
R.-Estoy muy agradecido a esta bendita carrera en la que llevo ya casi 50 años, como usted dice, realizando un sueño. Sonará un poco cursi, pero la realidad es que realizar tus sueños siempre es un gran motivo para vivir. Y en mi caso, la música me ha dado ese motivo para vivir, para desarrollarme como persona y para conocer el mundo; porque tengo que admitirle que yo soy muy mal turista, no soy nada bueno en esa dinámica de agarrar e irme a algún lugar desconocido. Pero la música me ha enseñado gran parte del mundo, me ha dejado vivir y eso hay que agradecerlo.
P.-Hablando de casi todas las partes del mundo; en muchísimos sitios hay comunidades latinas que, obviamente, disfrutarán muchísimo con su música; pero cuando va a países balcánicos, asiáticos, ¿cómo reciben allí su música?
R.-Fue muy interesante, sobre todo en los años 95, 96. En aquel entonces, la comunidad latina en Japón no estaba muy desarrollada. Recuerdo como si fuera hoy que solo había un latino entre el público, que era el cónsul de Panamá. Nos acompañó, junto con su personal y un representante del Departamento de Turismo de Puerto Rico, que fue quien gestionó todo. Pero todos los demás asistentes eran japoneses. Disfrutaban muchísimo la música. De otra forma, claro, pero la disfrutaban mucho. Y fue muy curioso porque yo tenía que estar conversando con ellos desde el escenario a través de una intérprete y había que aclimatar el ritmo del espectáculo a esta persona que traducía. Fue todo muy interesante, ya le digo. Es cierto que el elemento latino es el que nos mantiene y el que hace posible que vayamos a todos lados, pero cuando están lo nativos… por ejemplo, a los alemanes les gusta mucho ir a los conciertos, a los italianos les gusta mucho bailar, cuando fui esta última vez al London Palladium me dio mucha satisfacción ver a tantos ingleses, porque se nota quiénes son; y ver como ellos se entregaron a la música fue encantador. Pero siguen siendo los latinos los que mantienen ahí nuestras visitas.
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