IBM apuesta por la computación cuántica con dos nuevos procesadores en su camino hacia la supremacía tecnológica

La compañía estadounidense presenta Quantum Nighthawk y Quantum Loon, dos chips que prometen alcanzar la "ventaja cuántica" en 2026 y crear ordenadores tolerantes a fallos en 2029

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Chip IBM Quantum Nighthawk
Chip IBM Quantum Nighthawk / IBM
Susana C. Gómez

12 de noviembre 2025 - 22:41

IBM ha levantado el telón de sus últimas creaciones en computación cuántica durante su conferencia anual de desarrolladores, presentando dos procesadores que, según la compañía, marcarán hitos históricos en esta tecnología todavía incipiente.

Quantum Nighthawk, con 120 cúbits, aspira a demostrar que un ordenador cuántico puede superar definitivamente a cualquier sistema clásico.

Quantum Loon, su hermano experimental, sienta las bases para crear superordenadores cuánticos tolerantes a errores.

Son promesas ambiciosas en un campo donde las expectativas suelen adelantarse a las realidades prácticas.

El desafío de la ventaja cuántica

La computación cuántica lleva décadas siendo la gran promesa incumplida de la tecnología.

IBM, consciente de que las palabras sin fechas concretas pierden credibilidad, ha fijado el final de 2026 como el momento en que alcanzará lo que denomina "ventaja cuántica": el punto en que una computadora cuántica resuelve un problema mejor que todos los métodos clásicos existentes.

Para lograrlo, la empresa ha diseñado IBM Quantum Nighthawk, su procesador cuántico más avanzado hasta la fecha.

Una oblea de 300mm del procesador IBM Quantum Nighthawk
Una oblea de 300mm del procesador IBM Quantum Nighthawk / IBM

El chip integra 120 cúbits -las unidades básicas de información cuántica- conectados mediante 218 acopladores sintonizables de nueva generación, dispuestos en una red cuadrada donde cada cúbit se enlaza con sus cuatro vecinos más cercanos.

Esta arquitectura, un 20% más densa en conexiones que su predecesor Heron, permitirá ejecutar circuitos con un 30% más de complejidad manteniendo bajas tasas de error.

El verdadero salto cualitativo, según IBM, no reside tanto en el número de cúbits -una cifra que otras compañías también persiguen- como en la capacidad de realizar operaciones complejas.

Nighthawk podrá ejecutar hasta 5.000 puertas lógicas de dos cúbits, las operaciones de entrelazamiento fundamentales para que la computación cuántica funcione.

La hoja de ruta prevé alcanzar las 7.500 puertas a finales de 2026, las 10.000 en 2027, y para 2028 llegar a las 15.000 puertas lógicas mediante sistemas con más de 1.000 cúbits interconectados.

Un rastreador comunitario para verificar lo inverificable

Consciente de que las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias, IBM ha lanzado junto a sus socios -Algorithmiq, el Instituto Flatiron y BlueQubit- un rastreador comunitario abierto para verificar de forma rigurosa las demostraciones de ventaja cuántica.

La iniciativa reconoce implícitamente un problema del sector: la dificultad para validar si un ordenador cuántico realmente supera a los sistemas clásicos o si simplemente estamos ante un ejercicio de ingeniería creativa.

El rastreador incluye tres experimentos diferentes que abordan problemas de estimación de observables, problemas variacionales y problemas con verificación clásica eficiente.

IBM invita a la comunidad científica a contribuir y, lo que resulta más interesante, a perfeccionar los métodos clásicos de simulación. Es un reconocimiento tácito de que la carrera cuántica no se gana únicamente construyendo mejores chips cuánticos, sino demostrando que los ordenadores tradicionales no pueden hacer lo mismo.

Quantum Loon: el embrión del ordenador tolerante a fallos

Mientras Nighthawk busca la ventaja cuántica a corto plazo, IBM Quantum Loon mira más lejos.

Este procesador experimental de 122 cúbits supone, según la compañía, la primera demostración de que IBM ha integrado todos los componentes clave necesarios para la computación cuántica tolerante a fallos, el santo grial de esta tecnología.

El principal enemigo de los ordenadores cuánticos es el ruido: los cúbits son extraordinariamente frágiles y cualquier interferencia del entorno puede corromper los cálculos.

Una oblea de 300mm del procesador IBM Quantum Loon
Una oblea de 300mm del procesador IBM Quantum Loon / IBM

Loon incorpora múltiples capas de enrutamiento de alta calidad y baja pérdida que permiten conexiones más largas dentro del chip -los llamados acopladores c- y tecnologías para reiniciar cúbits entre cálculos, reduciendo la acumulación de errores.

Pero el verdadero logro técnico, completado un año antes de lo previsto, es la decodificación de errores en tiempo real utilizando hardware de computación clásica y códigos qLDPC (códigos de paridad de baja densidad cuánticos).

IBM ha conseguido decodificar errores en menos de 480 nanosegundos, diez veces más rápido que el método líder actual.

Es un avance crucial: de poco sirve detectar errores si no se pueden corregir lo suficientemente rápido.

Fabricación a escala industrial: el salto a obleas de 300 mm

Detrás de estos anuncios hay una transformación menos visible pero igualmente significativa: IBM ha trasladado la fabricación primaria de sus procesadores cuánticos a una instalación de obleas de 300 mm en el complejo Albany NanoTech de Nueva York.

Puede parecer un detalle técnico menor, pero demuestra un cambio de mentalidad: pasar de la fabricación artesanal de laboratorio a procesos industriales escalables.

Instalación de obleas de 300 mm de IBM en el complejo Albany NanoTech de Nueva York
Instalación de obleas de 300 mm de IBM en el complejo Albany NanoTech de Nueva York / IBM

Las herramientas de semiconductores de última generación han permitido a IBM duplicar la velocidad de investigación y desarrollo, reduciendo a la mitad el tiempo necesario para construir cada nuevo procesador.

La complejidad física de los chips cuánticos ha aumentado diez veces, y la compañía puede ahora explorar múltiples diseños en paralelo.

Es el tipo de capacidad de fabricación que permite iterar rápidamente y, quizás, cumplir calendarios que en esta industria suelen ser más aspiracionales que realistas.

El software como piedra angular: Qiskit evoluciona

No todo son procesadores físicos. IBM ha anunciado mejoras sustanciales en Qiskit, su pila de software cuántico de código abierto que, según la compañía, es la más utilizada del mundo.

Las nuevas capacidades de circuitos dinámicos ofrecen un aumento del 24% en precisión a escalas de más de 100 cúbits. Además, un nuevo modelo de ejecución con interfaz C permite la mitigación de errores acelerada por supercomputación, reduciendo el coste de extraer resultados precisos en más de cien veces.

IBM está abriendo Qiskit a las comunidades de computación de alto rendimiento (HPC) y científicas mediante una interfaz en C++, reconociendo que los futuros usuarios de ordenadores cuánticos no serán necesariamente físicos cuánticos, sino científicos computacionales que necesitan resolver problemas específicos.

Para 2027, la compañía planea ampliar Qiskit con bibliotecas computacionales en áreas como aprendizaje automático y optimización.

Entre el optimismo corporativo y la realidad tecnológica

Jay Gambetta, director de investigación de IBM, afirmó durante la presentación que "IBM es la única compañía posicionada para inventar y escalar rápidamente software, hardware, fabricación y corrección de errores cuánticos".

Es el tipo de declaración que corre el riesgo de no resistir el paso del tiempo, pero IBM ha establecido hitos temporales verificables: Nighthawk llegará a los usuarios a finales de 2025, la ventaja cuántica debería demostrarse antes de que acabe 2026, y el primer ordenador cuántico tolerante a fallos a gran escala -IBM Quantum Starling- está previsto para 2029. Este sistema, prometen, será 20.000 veces más potente que los actuales.

Son objetivos ambiciosos que, de cumplirse, marcarían un antes y un después en la computación. Pero la computación cuántica ha convivido durante décadas con expectativas desbordadas y resultados prácticos limitados.

IBM, al menos, está apostando por la transparencia: un rastreador comunitario abierto, fechas concretas y una arquitectura de hardware y software que otros pueden examinar y criticar.

Queda por ver si 2026 será recordado como el año en que la computación cuántica cumplió finalmente sus promesas o como otro capítulo más en la larga historia de expectativas tecnológicas que siempre parecen situarse unos años más allá del horizonte.

La diferencia, en esta ocasión, es que ahora tenemos fechas concretas y herramientas para verificar las afirmaciones. El reloj corre.

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