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Coches voladores, viajes espaciales, viajes en el tiempo, el fin del dolor y las enfermedades, la inmortalidad... La lista de promesas (casi todas, aún, incumplidas) que nos hizo el futuro es tan larga como una buena bibliografía de ciencia ficción.
Una de ellas era acabar con lo de tener que ganar el pan con el sudor de la frente. El progreso (la modernidad, el futuro) iba a hacer que el trabajo no fuese una obligación, sino una elección. Los seres humanos que deseasen podrían seguir ejerciéndolo; los que no, podrían dejarse mecer en los brazos de la nueva fase de la evolución humana: el homo ludens.
Nada de eso ha ocurrido, al menos todavía, pero hay resquicios para la esperanza. No para dejar de sudar del todo, pero sí para hacerlo un poco menos. Eso es lo que se propone Amazon con centros como el Operations Innovation Lab instalado en la ciudad italiana de Vercelli: desarrollar tecnologías que libren a sus empleados de las tareas más pesadas y más repetitivas.
A pocos días del próximo Prime Day, que arranca justo este martes, Amazon organizó la semana pasada una visita guiada a este centro, de la mano de Stefano La Rovere, director de Robótica global, mecatrónica y embalaje sostenible de Amazon, para conocer tecnologías que ya han salido de este laboratorio y expandido por su red logística y otras que se encuentran en distintas etapas de desarrollo y que tal vez formen parte de un concepto que está previsto que sea una realidad en Europa en 2026: la estación logística del futuro.
En este centro, el futuro se mueve en silencio sobre ruedas metálicas. Robots que distinguen paquetes con la precisión de una cámara quirúrgica, brazos mecánicos que paletizan cajas con delicadeza, máquinas que calculan al milímetro cuánto papel necesita cada envío. Aquí se ensaya, con mirada global y precisión de relojero, cómo se moverán los paquetes del mañana.
El centro nació en 2017 como una apuesta por la robótica, pero ha crecido como un pequeño Silicon Valley de la logística industrial. Amazon lo utiliza como banco de pruebas para muchas de sus tecnologías más ambiciosas. Es el tercer centro de este tipo creado por la firma, tras los de Seattle (cuna de Amazon) y Boston.
La inversión acumulada supera ya los 700 millones de euros, y desde aquí se han desplegado más de 1.000 innovaciones tecnológicas por todos los centros de la compañía.
La cifra, sin embargo, más relevante puede ser otra: 50.000 empleos transformados o creados en la última década, gracias a estas herramientas. Porque, como insisten desde Amazon, en palabras de La Rovere, “la robótica está aquí para hacer el trabajo más seguro, no para sustituirlo”.
Uno de los objetivos clave del centro es lograr que la tecnología esté al servicio de las personas, y no al revés. La robótica permite reducir los esfuerzos repetitivos y minimizar riesgos ergonómicos. La IA, por su parte, ayuda a escalar esas mejoras en toda la cadena de suministro global.
Pero hay también un propósito más silencioso y cada vez más importante: la sostenibilidad. Desde 2015, Amazon ha conseguido reducir el peso medio del embalaje por envío en un 43% y ha evitado el uso de más de tres millones de toneladas de materiales de embalaje.
En este laboratorio europeo se combinan robótica avanzada, visión artificial, inteligencia artificial, empaquetado sostenible y diseño ergonómico.
Los visitantes (sí, se puede visitar) pueden ver de cerca cómo el sistema FSRI detecta y mueve paquetes, o cómo Smart Paper fabrica, uno a uno, sobres de papel hechos a medida, sin necesidad de plásticos ni relleno. En una esquina del edificio, dos brazos robóticos del sistema RTP apilan palés con una precisión casi hipnótica.
Pero hay tecnologías que aún están en fase de pruebas, como Vulcan, el primer robot de Amazon con “sentido del tacto”, capaz de coger objetos sin dañarlos.
O ZancaSort, una suerte de asistente invisible que selecciona bolsas, acerca paquetes y ahorra pasos innecesarios a los operarios.
Lo que ocurre en Vercelli tiene un reflejo cada vez más claro en España. Con más de 28.000 personas empleadas, Amazon es el mayor creador de empleo fijo del país en los últimos cinco años.
La inversión supera los 20.000 millones de euros, y su red logística cubre el 100% del territorio peninsular. En 2024 sumó nuevas instalaciones en Granada, La Coruña, Málaga y Asturias, y ofrece entregas en el mismo día en ciudades como Sevilla, Cádiz o Marbella.
En Andalucía, Amazon emplea a unas 2.000 personas. En Sevilla funciona ya el sistema Amazon Robotics Floor. Y en paralelo, unas 2.500 pymes andaluzas venden a través de la plataforma. En 2023, sus exportaciones superaron los 135 millones de euros.
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