La afición del Jaén Paraíso Interior y la ventaja del caracol

Fútbol

La Marea Amarilla, siempre presente, nunca defrauda.
La Marea Amarilla, siempre presente, nunca defrauda. / Jesús Mudarra.

Qué suerte ser caracol y allá donde vayas siempre tener tu casa a un ligero repliegue. Debe ser esa una sensación parecida a la que vive el Jaén Paraíso Interior FS cada vez que se mete en faena mayor lejos de la tierra olivarera. Porque nunca es sencillo luchar por títulos y menos en escenarios poco habituales para el equipo, pero es que los de Dani Rodríguez han generado en la última década una masa social tan fiel, tan entregada, que pabellón que tocan, pabellón que convierten en una sucursal del Olivo Arena.

Un servidor lleva semanas diciendo que el partido de esta Copa de España iba a ser el derbi murciano, que las aficiones de Cartagena (equipo anfitrión) y ElPozo iban a desbordar el Palacio de Deportes. La peor predicción hecha en años porque el encuentro con mayor calor desde las gradas se vivió el viernes, pero en el primer pase. La afición de Manzanares tuvo un debut impresionante, sin un segundo de descanso, en una Copa, pero Jaén, al igual que en la pista, sigue marcando diferencias con respecto al resto.

Más de un millar de aficionados amarillos recorrieron casi 400 kilómetros para empujar de nuevo su equipo a una semifinal y, de paso, para poner una pica más por España en su exportación de buen rollo e identidad jiennense. Merece la pena el viaje por oír cantar con tanto orgullo el himno de una Andalucía, cuyas instituciones llevan décadas emperradas en ningunear a la provincia, a cientos de aceituneros altivos que tiñen de amarillo éxito cada grada que tocan.

No importan las horas de autobús, lo complicado del alojamiento ni, en muchas ocasiones, el no tener entrada. Ganan con estar y encima su equipo corresponde ese amor incondicional con garra desde la pista, que no es ni más ni menos que lo que sus hinchas les demandan. Y día a día, mes a mes, y año a año, está simbiosis sigue sorprendiendo en su paso firme por el fútbol sala español. Ciudad Real, Madrid, Cáceres, Valencia, Málaga y ahora Cartagena han visto ya hacer de las suyas al caracol amarillo.

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