Lola Pulido: Atenas 2004 y su maratón como premio al sacrificio
Relatos olímpicos jiennenses
La atleta de raíces mancharrealeñas se clasificó para la cita tras apenas preparar su asalto a la mítica distancia
Su participación en aquellos Juegos fue la recompensa a los malos momentos tras una sanción por dopaje
Natalia Romero: cénit deportivo y competitivo en los 800 metros de Tokio 2020
El deporte jiennense vivió un momento especial en Atenas 2004 con la participación en el maratón olímpico de Lola Pulido (1974). La atleta nació en Mahón (Menorca), pero apenas unos días después se trasladó a Mancha Real, el municipio de sus orígenes familiares, junto a sus padres y su hermana gemela Teresa. "Estuve en la isla muy poco tiempo. Fue nacer y tirar para Mancha Real por lo que me considero una mancharrealeña más", cuenta a Jaén Hoy en el marco de la sección Relatos olímpicos jiennenses.
Asentada en Mancha Real, Lola Pulido empezó a enamorarse del atletismo de fondo en el Instituto Sierra Mágina. "Siempre me había gustado el deporte pero fue a raíz de hacer unas pruebas de 1.000 metros en clase. Nuestra profesora de Educación Física, Noly, nos animó a mi hermana y a mí y empezamos en este mundillo".
Poco a poco, fue creciendo su interés y pasión por el atletismo hasta que, mientras cursaba sus estudios universitarios, el Club de Atletismo Caja de Jaén se fijó en ella y la incorporó a sus filas con el técnico granadino Antonio Molina como entrenador. El paso de los años y su evolución llevaron a Lola Pulido a convertirse en una atleta a tener en cuenta en el 5.000 y 10.000 metros a nivel nacional, llegando a ser internacional con la selección española. Sin embargo, en 2001, esa progresión se vio truncada por un positivo por noradrosterona que le causó una sanción de dos años.
De destacar en media maratón al asalto de la mínima olímpica en Pádova
Un lunar en su trayectoria que dio paso, posteriormente, a un 2004 irrepetible. En su programación de preparación para la temporada en pista de los 10.000 metros participó en la Media Maratón Azcoitia-Azpeitia y firmó la segunda mejor marca española de todos los tiempos en esa distancia en aquella fecha, 1:10.22, a sólo 28 segundos del récord de Rocío Ríos. De aquel éxito, surgió la opción de pelear por el sueño olímpico.
"No fue algo que me plantease previamente. Surgió a raíz de aquella excepcional media maratón. Mi manager me animó a intentar asaltar la mínima olímpica, porque podía salir una buena marca. En mi cabeza no pasaba nada de aquello, pero en apenas mes y medio hice lo que pude en los entrenamientos y corrí la maratón de Pádova (Italia)", recuerda la atleta mancharrealeña. En tierras italianas, Lola Pulido rebajó la marca exigida por Real Federación Española de Atletismo para competir en Atenas 2004 (2:37.00) y paró el crono en 2:36.44. "Estaba en muy buena forma, ese año fue el mío y fui una de las afortunadas que se clasificó para aquellos Juegos", añade.
Una vez confirmada su convocatoria, Lola Pulido recuerda los preparativos. "Las semanas previas fueron muy especiales, recuerdo la ilusión con la que las viví y mi concentración en hacerlo todo lo mejor posible, cuidar todos los aspectos y detalles. Lo preparé a conciencia con muchos nervios... sentía que hasta que no estuviese allí ese día no me lo iba a creer por completo", rememora.
Atenas 2004: emoción a raudales en la ciudad helena
En la Villa Olímpica pudo compartir momentos con atletas de primer nivel, deportistas de la delegación española y de otras nacionalidades en uno de los puntos álgidos de unos Juegos Olímpicos que contaban con el plus sentimental de celebrarse en Atenas. Todo hasta llegar al 22 de agosto de aquel año. "Recuerdo que estábamos cerca de finales de agosto con un 97 por ciento de humedad, a las cinco de la tarde en Atenas. Fue un día muy duro en cuanto a condiciones climáticas", señala. Pese a ello, consiguió hacer frente a la climatología a través del calor humano. "El ambiente fue genial , con animación en cada punto del maratón. A nivel físico sufrí muchísimo, sobre todo con los gemelos en los últimos cinco kilómetros. Iba molida pero al entrar en el estadio de Panathinaikos se me quitaron todos los dolores. Sentí una emoción tremenda y la satisfacción de que estar allí compitiendo ya era un gran logro". Llegó a meta tras 2 horas, 44 minutos y 33 segundos, ocupó el puesto 37º de las 66 maratonianas que acabaron la prueba, y fue la tercera española tras María Abel (26ª) y Beatriz Ros (32ª).
Desde Mancha Real, Lola Pulido sintió el apoyo de toda su familia, que hizo una fiesta para animarla y empujarla en 42.195 metros con el misticismo de la capital helena. Aquellos Juegos fueron una manera de compensar los malos momentos vividos dos años atrás con esa sanción. "Pasé dos años súper duros de manera injustificada. Sin embargo, no dejé de entrenar ni un sólo día pese a que sufrí una depresión y no tenía ganas ni ánimo. Ir a Atenas 2004 fue una recompensa a tanto esfuerzo y sacrificio", expresa.
Pekín 2008: sabor amargo como broche
Tras la cita olímpica de Atenas, Lola Pulido siguió compitiendo en la élite. En 2006 apostó por dejar La Zubia (Granada) y trasladar su residencia a Soria, con un nuevo entrenador, Enrique Pascual. Con la vista puesta en Pekín 2008, abordó los últimos meses del ciclo olímpico con la marca mínima de 2:32.00 entre ceja y ceja. Lola Pulido la intentó firmar en el maratón de Rotterdam (Países Bajos), el cual no pudo finalizar. Posteriormente, probó suerte en la cita de Pádova, que tanta suerte le trajo en 2004. Terminó con 2:39.29 en la prueba italiana y se esfumó el sueño de repetir experiencia olímpica. "Fue un año muy malo en el que sacrifiqué muchas cosas y fue una manera un tanto amarga en la que vi como terminaba mi carrera deportiva. Esperaba haber llegado a aquellos Juegos pero las cosas surgieron así".
Pese a ello, veinte años más tarde y todavía emocionada por la buena actuación de los atletas españoles en los Juegos Olímpicos de París 2024, Lola Pulido se queda con "la satisfacción de que pese a mis malos momentos siempre fui constante y disciplinada. Me dejé todo por ir a unos Juegos Olímpicos, se dieron los factores, y lo logré". Aquel maratón olímpico fue el mejor premio a su sacrificio.
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