Más de 240 días para poder operarse del corazón: "Ha sido el día más feliz de mi vida"
Sanidad
Toñi Siles, de Alcaudete, le dieron una lista de espera para poder ser intervenida de más de dos años
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El tiempo para Toñi Siles, una vecina de Alcaudete, pasa muy lento durante estos últimos meses. Su corazón se acelera de tal manera que por las noches no puede pegar ojo. “Tomo diazepam y aún así no me hace nada”. Su mayor preocupación viene cuando tras acudir al médico la operación a la que se tiene que acometer, una ablación cardíaca para tratar su arritmia, le comunica el especialista que no puede ser intervenida hasta dentro de dos años.
“La lista de espera tan grande que hay para cosas importantes como un cáncer, como el corazón, eso tiene que acabar, no puede ser. Conforme voy cumpliendo los años la cosa se agrava porque mi familia ha tenido problemas de corazón, mi tío murió de un infarto fulminante, mi abuela murió también debajo de un olivo y mi otro tío igual. Entonces conforme voy cumpliendo años, tengo más peligro”, expresa a Jaén Hoy.
Además, Toñi es una persona deportista y trabaja en una pescadería desde que era una chiquilla con su padre. “Me he tirado trabajando desde los 16 años para tener que esperar una lista tan grande como la que me daban”, apunta. Como consecuencia de la medicación que tiene que tomar para controlar las arritmias y del propio trastorno, no puede practicar deporte y se encuentra muy cansada durante todo el día.
“Aparecen sobre todo cuando estoy en reposo, parece que el corazón se me va a salir del pecho, eso revienta porque eso es como una gotera que cae sobre una lata por la noche, te vuelves loca. De las pastillas que tomo en el trabajo parece que estoy flotando en el aire y al principio vale, pero tengo 43 años si sigo tomando esa medicación, cuando tenga 80 no sé qué me tendría que tomar ya”, expresa esta alcaudentese.
Consideraron recurrir a la sanidad privada. “Mi marido me dijo, 3.000 euros no es nada, si me va la vida. Pero… teniendo sanidad pública…”, lamenta. Su marido llegó a contactar con una mujer que ya se había operado en Cruz Roja, incluso hablaron con el médico. Pero no era solo el coste, era la rabia de sentir que la sanidad pública, por la que había aportado trabajando toda su vida, le fallaba.
“Ahora te derivan a privados. A mi suegra la operaron de cataratas en Jaén. Para una revisión, tuvo que volver a Jaén”, denuncia. Antes lo tenían todo cerca con el Hospital de Alta resolución de Alcaudete; ahora, nada.
Fecha para la operación
Pese a todo, algo cambió. Quizá fue insistir, reclamar, acudir a urgencias o la presión social. Pero finalmente, tras meses de espera, Toñi tiene una fecha para la operación, que serán en dos meses. “Estoy muy contenta. Cuando me lo han dicho ha sido el día más feliz de mi vida. Me quitan las pastillas cinco días antes”, explica con entusiasmo.
La ilusión vuelve a asomar. “Entrar en un quirófano... Yo que soy muy optimista. Aunque haya días que me hundo, sigo tirando”, afirma. Agradece con el alma a quienes la han ayudado, amigas, sanitarios y familiares.
Toñi es una entre miles, pero su historia es la voz del reflejo de quienes se sienten olvidados en una eterna lista de una sanidad saturada. Su optimismo y lucha es una lección de resistencia, pero para quienes no agotan todas las posibilidades (e incluso agotándolas) aún le quedan meses de espera para poder vivir con más calidad de vida.
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