Tribunales

El acusado por el navajazo mortal en el tajo de aceituna afirma que actuó en legítima defensa

Dos agentes de la Policía Nacional conducen al acusado a la sala de vistas de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial.

Dos agentes de la Policía Nacional conducen al acusado a la sala de vistas de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial. / Jesús Mudarra

Se vio atacado desde varios flancos, se defendió y no tuvo intención alguna de matar a Youssef El Gartit. La Audiencia Provincial de Jaén ha acogido este lunes, por la mañana, la declaración de Francisco Javier P. S., el hombre de 25 años acusado haber propinado un navajazo mortal a otro temporero durante una jornada de campaña de aceituna en noviembre de 2021 en Jaén. Su testimonio ha abierto un juicio con jurado popular cuyo veredicto podría hacerse público este miércoles. El joven, que ha respondido preguntas de todas las partes -Fiscalía, acusación particular y defensa- ha confirmado punto por punto el relato de los hechos expuesto por la fiscal en su escrito de calificación, en el que pide que se exima de responsabilidad criminal al acusado al considerar que actuó en legítima defensa.

Los hechos que se juzgan tuvieron lugar el 30 de noviembre de 2021, en el cortijo El Brujuelo, dentro del término municipal de Jaén capital, pero muy cerca de Torrequebradilla. Era el primer día de trabajo de Francisco Javier P. S., recién contratado por los responsables de la finca, en la que también faenaba Youssef El Gartit, joven de origen marroquí afincado en Jaén desde hacía años y un trabajador fijo en el cortijo desde hacía cuatro.

Tras un pique entre los jornaleros españoles y los marroquíes, en el descanso para comer entre los olivos, uno de estos últimos reprochó a Francisco Javier que le hubiera lanzado una aceituna. El acusado ha afirmado que él no fue quien le dio el aceitunazo, pero sí que ello derivó en una discusión que él zanjó con un puñetazo.

El Ministerio Fiscal refleja en su calificación que el temporero marroquí corrió hasta el cortijo, donde comían El Gartit y otro compatriota, a los que les contó lo que acababa de pasar. En su declaración matutina, Francisco Javier ha manifestado que, mientras comía con el resto de compañeros, escuchó un quad acercándose a toda velocidad, tras lo cual se abalanzaron sobre él tres personas -una de ellas, El Gartit- con palos y cuchillos. “Eran tres contra mí, yo sólo quería salir corriendo”, ha asegurado.

Según el acusado, fue al tratar de defenderse de la agresión cuando acabó usando la navaja que llevaba para cortar el chorizo del almuerzo. “Lo único que quería era quitármelo de encima. En ningún momento me abalancé sobre él”, ha dicho. Lo cierto es que la navaja acabó cerca del corazón de El Gartit, que, herido de muerte, se desangró de camino al Hospital Neurotraumatológico de Jaén, hasta donde lo condujo otro compañero en coche.

El acusado temía por su vida

Francisco Javier ha señalado que, si huyó del escenario de los hechos, fue, en primer lugar, porque no era consciente de la gravedad de la herida de El Gartit, y en segundo, porque temía por su vida. Además, ha declarado que no conocía a la víctima antes de empezar a trabajar en esa finca y ha ahuyentado las sospechas de racismo: “Tengo amigos marroquíes”.

Aunque la Guardia Civil lo localizó por la tarde, fue él mismo quien, junto a su padre, se entregó en la Comandancia de Jaén. Aunque, días después, el Juzgado de Instrucción número 3 de Jaén lo mandó a prisión provisional al considerar que no había indicios de que la puñalada mortal fuera fruto de la legítima defensa, posteriormente lo dejó en libertad al atender la petición del abogado defensor, Francisco Gárate Cámara, solicitud a la que se adhirió la Fiscalía, que hoy mantiene, como se ha indicado, que el acusado ha de ser absuelto.

Por su parte, la acusación particular, ejercida por la viuda y el hermano de El Gartit y representada por el letrado Manuel Gutiérrez Collado, pide que Francisco Javier sea condenado a doce años y medio de prisión por un delito de homicidio. El jurado popular será el encargado de decidir si queda en la calle o se le castiga.

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