Un campus en Cazorla que rompe barreras: formación universitaria para jóvenes con discapacidad intelectual de Córdoba, Sevilla y Murcia

Del 20 al 29 de julio, el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas acogerá el Campus 2030, una iniciativa universitaria pionera dirigida a jóvenes desempleados o inactivos con discapacidad intelectual, Trastorno General del Desarrollo y Trastorno del Espectro Autista para impulsar la inclusión, la autonomía y la empleabilidad. Participarán 35 estudiantes procedentes de Córdoba, Sevilla y Murcia, en un entorno de convivencia, formación y descubrimiento personal.

El proyecto une a las universidades de Córdoba, Sevilla y Murcia con la Fundación Fundown Región de Murcia, en el marco del programa estatal Unidiversidad, con financiación de Fundación ONCE y cofinanciación del Fondo Social Europeo. Según explica María Nieves Sánchez, coordinadora del campus, “es una convocatoria abierta a universidades, fundaciones universitarias o entidades, y fundaciones del tercer sector y la UCO, la UMU y la US la presentan por segunda convocatoria consecutiva de manera asociada".

Durante diez días, los participantes convivirán en la Villa Turística de Cazorla y participarán en actividades culturales, deportivas, de ocio y orientación vocacional. El campus incluye talleres de marca personal, hábitos saludables y estrategias de empleabilidad, además de visitas a parajes naturales y ciudades Patrimonio de la Humanidad como Úbeda y Baeza. “Queríamos un lugar accesible, tranquilo, fresco y con identidad propia. Cazorla lo reúne todo”, destaca Sánchez.

Uno de los módulos más transformadores es el de empoderamiento. “Muchos se sorprenden cuando descubren que tienen derecho a que el médico les hable a ellos y no al familiar que los acompañe. Es el primer paso hacia la verdadera inclusión”, cuenta Sánchez. También se trabaja la autonomía práctica: compartir habitación, organizar el tiempo o moverse por el pueblo. Además de impulsar la formación, el campus pone el foco en la realidad laboral. “Muchos de los alumnos nunca han tenido una experiencia laboral real. Este tipo de programas son cruciales para que ganen herramientas, confianza y visibilidad”, añade Sánchez, quien además recuerda que los participantes son jóvenes universitarios y que necesitan esa práctica para desempeñar su trabajo.

Desde la Universidad de Córdoba, Carmen Cruz, codirectora del campus, subraya que no es un campamento, sino un campus universitario: "Las asignaturas las imparten profesores universitarios, lo que da profundidad y rigor al programa”. A su juicio, esta iniciativa interuniversitaria “fomenta vínculos entre jóvenes de distintas comunidades que no se habrían conocido de otra manera”. Ejemplo de ello es una pareja que se conoció en la edición anterior: ella se trasladó desde Murcia a un piso de autonomía en Córdoba y él ha encontrado trabajo. “Les cambia la vida”, afirma Cruz.

La experiencia también transforma al profesorado. “Una profesora de Derecho tiene que adaptar sus contenidos para enseñar empoderamiento a estos alumnos, y eso la enriquece como docente. No solo para estudiantes con discapacidad, sino para todos”, señala Cruz. Además, los efectos se notan en las universidades participantes, que ganan en accesibilidad e inclusión. En algunos de los centros de educación participantes se han incorporado pictogramas y lectura fácil. “Esto no solo ayuda a personas con discapacidad, también a mayores o estudiantes Erasmus”, apunta Cruz. Dicho impacto se extenderá de igual manera a todo el municipio. “Verán a personas con discapacidad intelectual tomando un café, participando en actividades y descubrirán que son personas como cualquiera, lo que ayudará a reducir estigmas. Cada una con su talento propio y su mirada también nos transforma”, concluye.