Diez horas con generadores en el laboratorio: la embrióloga de Jaén que vivió el apagón en Portugal

Historias del apagón

Marta Ortega, de Torredonjimeno, permaneció el lunes en la clínica de reproducción asistida de Lisboa en la que trabaja hasta que se restableció el servicio eléctrico: "Teníamos que cuidar de los embriones"

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Marta Ortega, embrióloga tosiriana afincada en Portugal.
Marta Ortega, embrióloga tosiriana afincada en Portugal.

Jaén/El apagón eléctrico sin precedentes del lunes no sólo afectó a toda España, sino también a la vecina Portugal, que no recuperó la normalidad en el servicio hasta el martes a primera hora de la mañana, según informó el Gobierno luso. Aquellas largas horas sin luz en la tierra del fado las vivió en primera persona una jiennense. Marta Ortega (1996, Torredonjimeno), trabaja en Lisboa como embrióloga desde primeros de este año. El cero eléctrico le pilló en plena clínica de reproducción asistida, entre microscopios e incubadoras con embriones, casi recién llegada de la Romería de la Virgen de la Cabeza, en Andújar. Fue sobre las once y media de la mañana, una hora antes que en España. “Como en todas las instalaciones sanitarias, contábamos con generadores que nos proporcionaban electricidad. Teníamos autonomía, pero, claro, no era eterna y no sabíamos cuánto aguantarían los equipos”, explica a Jaén Hoy.

Sin información sobre cuándo se restablecería el servicio eléctrico, Marta y sus compañeros decidieron no regresar a casa, sino quedarse en el laboratorio para asegurarse en todo momento de que los embriones no corrían peligro: “En reproducción asistida, las condiciones del laboratorio son fundamentales. No podíamos irnos, teníamos que quedarnos allí pendientes de que todo iba bien, cuidando de los embrioncitos, barajando las situaciones con las que nos podíamos encontrar y haciendo lo posible por las pacientes”. Y todo ello tratando de ahorrar energía de los grupos electrógenos: “Usamos sólo una o dos campanas, y la única luz que teníamos era la de los oculares del microscopio, que nos bastan para hacer nuestra labor. Para el resto, cogíamos linternas”.

De forma paralela, como también contaban con conexión Wi-Fi dentro de la clínica, pudieron estar al tanto de las últimas noticias en torno al apagón tanto en Portugal como en España. Su jornada laboral se alargó hasta que volvió la luz al laboratorio, sobre las nueve y media de la noche, diez horas después del repentino fundido a negro. “Conseguimos sacar el trabajo adelante en esas condiciones atípicas, pero lo tuvimos todo controlado y no hubo problemas”, indica Marta, que sentencia: “Si hubiera hecho falta, me habría quedado más tiempo en el laboratorio”.

El ansiado regreso al terruño

El caso de Marta es uno de tantos otros jiennenses que ha tenido que abandonar su tierra en busca de oportunidades laborales: “Desde que me especialicé he estado viviendo fuera de España. Como la mayoría de los profesionales que estamos fuera, siempre pienso en volver en algún momento y que todo mi esfuerzo haya merecido la pena. Es curioso: los embriólogos tenemos precisamente en España una formación académica de alto nivel, pero, a la hora de la verdad, encontrar trabajo no es nada fácil”, lamenta.

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