Farolillos con melones: una tradición olvidada que resurge en un pueblo de Jaén
PROVINCIA
Los vecinos se suman a la iniciativa promovida por la hermandad del Santo Sepulcro para recuperar la desaparecida verbena de San Bartolomé con esta actividad intergeneracional
El pueblo de Jaén donde se veneran unas reliquias y vales "tu peso en trigo"
"Rosalía, tu madre te llama, que vayas y vengas a misa mayor". Así entona Mari Blanco la popular coplilla que recuerda cantar junto al resto de sus vecinos en la desaparecida verbena de San Bartolomé. Ahora, varias décadas después, la repite a viva voz para que los más pequeños la aprendan. "Que está el padre diciendo la misa y no hay quien le ayude, ayúdale tú", prosigue la cantinela. Al mismo tiempo, una veintena de jóvenes y mayores se concentran en torno a una mesa para dejar su vena artística plasmada sobre la piel de un melón.
Los más veteranos repiten sus dibujos de memoria: una escalera, un sol, la luna y una maceta. Los aprendices, por el contrario, se arriesgan con trazos más vanguardistas: desde sus iniciales hasta una cara sonriente. "Queríamos recuperar una antigua verbena celebrada en el pueblo para conmemorar la festividad del titular de la parroquia", explica María José Roca, presidenta de la cofradía del Santo Sepulcro. Ella, junto a su junta de gobierno, se pusieron manos a la obra hace meses para dotar de nueva vida a esta semana del verano.
De manera previa a esta cita clave, que tendrá lugar este sábado en la víspera de San Bartolomé, cuatro asociaciones de vecinos de la localidad acogen los talleres para realizar los farolillos con melones que acompañarán a la procesión del apóstol. "La idea principal era recuperar este elemento típico de manera que las distintas generaciones pudiesen compartir un momento de aprendizaje", subraya. El resultado, a todas luces, es óptimo: cerca de una veintena de personas se afanan en tallar sus propios diseños sobre esta fruta.
Un legado para los jóvenes
María José y sus contemporáneos apenas recuerdan haber portado estos farolillos en su infancia, mucho menos han oído siquiera hablar de ellos los más pequeños. "Queremos preservar esta costumbre legándola a los más jóvenes", apunta. Es por ello que, además, la verbena ofrece una mayor participación a los benjamines: serán ellos mismos quienes organicen y dispongan en la calle una procesión con la imagen de San Bartolomé. "Esta ha sido cedida amablemente por una familia para la ocasión", añade, "y nuestros niños están muy ilusionados con el proyecto".
Será al término de esta y con la imagen dispuesta sobre la plaza que ostenta su nombre cuando de comienzo el momento de convivencia nada más caer la noche. Los feligreses de la parroquia, así como el resto de torrecampeños, están llamados a participar en este encuentro que evoca el recuerdo de antiguas veladas. "Mis padres se conocieron en esta fiesta", cuenta Rocío Moral. "Es bonito que hoy cojamos el testigo".
En medio de la calma propia del tiempo estival, los cofrades del Santo Sepulcro terminan de perfilar los últimos detalles de esta cita que pretende reactivar al municipio antes del inicio de un nuevo curso. "Creemos que puede ser una actividad atractiva para todos" , concluye Roca. Sobre la mesa, ya completamente huecos, los primeros farolillos prenden sus velas y encienden la memoria de los mayores.
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