La fiebre de los alojamientos turísticos llega a Jaén con una media de 70 euros por noche

En una ciudad que hasta hace pocos años quedaba al margen de las grandes oleadas turísticas, algo se está moviendo. Jaén y su infinito mar de olivos parecen despertar el interés de los visitantes, un motivo que ha llevado a que muchos viajeros comiencen a buscar experiencias diferentes y asequibles en su entorno. Así, la creciente presencia de viviendas turísticas, especialmente a través de plataformas como Airbnb, empieza a ser un síntoma de ese cambio.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en noviembre de 2024 la provincia de Jaén contaba con más de 950 viviendas turísticas, un claro aumento del 46 % desde el verano de 2020, en el que se contabilizaron alrededor de 500. La oferta en la capital jiennense se ha diversificado en los últimos años y en una rápida búsqueda a través de Airbnb encontramos desde coquetos apartamentos en el casco antiguo hasta casas modernas con vistas a la catedral, pasando por estancias más humildes pero igualmente bien ubicadas.

A diferencia de grandes destinos turísticos saturados como Sevilla o Málaga, en Jaén todavía hay margen para debatir. Sin embargo, ya es fácil comprobar cómo estas propiedades, cada vez más cuidadas y orientadas al visitante, conviven con viviendas tradicionales y vecinos de toda la vida. Esta convivencia en algunas ciudades ha derivado en tensiones urbanas, un notable encarecimiento del alquiler o incluso la pérdida de identidad.

Hospedarse en Jaén

Principalmente, los alojamientos turísticos de la provincia se encuentran distribuidos en las localidades que cuentan con un mayor atractivo turístico: estas son Úbeda y Baeza, así como Cazorla. En la capital, por ejemplo, coexisten en la actualidad aproximadamente 200 ofertas. Esta cifra, de hecho, contrasta de manera especial con la oferta hotelera de la ciudad, pues en el año 2020 se registraron apenas 865 plazas.

De acuerdo con el portal Likibu, especializado en el alquiler vacacional de apartamentos turísticos, el precio medio en Jaén ronda los 100 € por noche, aunque con variaciones mensuales entre abril (178 €) y agosto (90 €). En temporada baja, por ejemplo, el precio se sitúa más cerca de los 83 €. Si atendemos a los anuncios publicados en Airbnb, la mayoría son viviendas céntricas con espacio aproximado de 80 metros cuadrados y tarifas que se sitúan en una media de 70 € por noche.

Sin duda, uno de los mayores atractivos en este caso son las terrazas exteriores que disponen de visión panorámica al casco histórico, en su mayoría desde el barrio de San Ildefonso o La Merced, desde donde puede admirarse una perspectiva única. "Tenemos unas vistas impresionantes de la catedral de la Asunción y las montañas", publica uno de los anuncios.

Polémicas licencias

El crecimiento exponencial de este tipo de alojamientos ya causa cierto debate social y político en buena parte de Andalucía. De acuerdo con el Decreto de Viviendas de Uso Turístico (Decreto 31/2024), los ayuntamientos tienen la potestad de fijar límites por edificio, zona o periodo, así como la facultad de suspender licencias en aquellos lugares saturados por razones de interés general. Desde 2024 la Junta ha cancelado 222 viviendas de uso turístico (VUT) en la provincia de Jaén, una cifra que forma parte del cómputo total de 6.771 alojamientos retirados en toda la comunidad.

La cancelación de una VUT se contempla ya como posible infracción grave en la futura Ley de Turismo, con multas que podrían oscilar entre los 100.000 y 600.000 euros. El propio consejero, Arturo Bernal, recalcó que el objetivo "no es demonizar el turismo", sino garantizar su sostenibilidad y proteger el derecho a una convivencia vecinal adecuada. En ese sentido, informó sobre la creación de herramientas tecnológicas y avisos para detectar alojamientos no registrados y prevenir nuevas inscripciones irregulares.

Si bien Jaén aún no ha alcanzado ese punto crítico que alarma en algunos rincones de nuestro país, hay quienes ya plantean determinadas cuestiones sobre el modelo de ciudad que se quiere construir. La transformación del mercado inmobiliario, el impacto económico en pequeños propietarios y el uso turístico del centro histórico son temas que empiezan a sobrevolar conversaciones tanto vecinales como políticas. Entre la oportunidad y la amenaza, las percepciones al respecto de este crecimiento del turismo son de lo más variopintas.