Uno de los principales encontronazos políticos que ha dejado el pleno celebrado esta mañana en el Ayuntamiento de Jaén ha tenido como escenario de batalla uno de esos proyectos históricos que viven en el limbo de la ciudad: la reapertura del hotel Rey Fernando. Ha sido el concejal de Vox Manuel Ureña el que ha lanzado el dardo al equipo de Gobierno al pedir que los parkings públicos proyectados “no queden en el olvido como el proyecto del Rey Fernando”.

Le ha contestado acto seguido la concejal de Jaén Merece Más (JMM) María Espejo quien ha asegurado que “una vez que este equipo de Gobierno llegó al Ayuntamiento se le requirió al empresario el proyecto y este nunca apareció”. “Nunca hubo proyecto porque se quedó en una mera solicitud”, ha detallado la edil de Turismo y Cultura, sobre una iniciativa que presentó el por entonces gobierno socialista junto con la empresa del hotel Condestable Iranzo, con Carlos Guirao a la cabeza.

En una rueda de prensa convocada el 28 de marzo de 2023 en el Ayuntamiento de Jaén, tanto el empresario como los máximos responsables municipales hablaron de un establecimiento que tendría 70 habitaciones y 130 plazas hoteleras y que generaría “entre 14 y 17 empleos directos”, todo gracias a una inversión de siete millones de euros. Se hablaba incluso de que ofrecería media pensión y pensión completa y que tendría tres estrellas, punto este en el que no estaba de acuerdo el por entonces candidato del PP a la Alcaldía Agustín González.

Ha sido a esta oposición de González, que dijo en su día que le parecía mejor un hotel de cuatro estrellas, a la que se ha aferrado el PSOE hoy en el pleno para justificar la desaparición de la inversión privada que iba a relanzar el hotel. “Desde el primer momento dijeron que no querían ese proyecto y el empresario se echó para atrás”, ha afirmado el concejal socialista Javier Padorno.

Lo único tangible es que este hotel, ubicado sobre la Estación de Autobuses, lleva ya 18 años de abandono que lo han convertido en un palomar. Un edificio que está declarado como Bien de Interés Cultural y que supone uno de los últimos vestigios de estilo racionalista que quedan en Jaén capital.