Jaén, entre sombras y susurros: historias paranormales en la 'Spooky Season'

Iniciamos este otoño con un recorrido por las leyendas más escalofriantes de la capital para los amantes de este mes de octubre que culminará con la celebración de Halloween y el día de Todos los Santos

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El Arco de San Lorenzo, la Casa del Miedo y el Parador de Santa Catalina son algunos de los rincones más enigmáticos.
El Arco de San Lorenzo, la Casa del Miedo y el Parador de Santa Catalina son algunos de los rincones más enigmáticos.

Al llegar octubre, Jaén parece adquirir otra atmósfera: de calles estrechas, muros centenarios y noches silenciosas que parecen oír más de lo que muestran. La llamada 'Spooky Season', ese tramo que une Halloween con la celebración del mes de los muertos, invita a mirar bajo las sombras y rescatar las leyendas que aún laten en el imaginario popular. A continuación, proponemos un breve recorrido por los casos paranormales más conocidos de la ciudad, aquellos que ni el paso del tiempo ha logrado silenciar.

El Padre Canillas: huesos bajo la sotana

Cuenta la tradición que en una fría noche de invierno un joven acompañaba a su novia hasta su casa en el barrio de San Juan. De regreso, al cruzar el arco de San Lorenzo, se topó con un sacerdote pálido, vestido de negro y con sombrero de ala ancha. Le pide que le ayude a oficiar una misa en una capilla cercana. Cuando el joven accede, descubre algo terrible: al tocar la sotana, descubre que las piernas del cura carecen de carne, sólo huesos; en otras palabras: “canillas” al descubierto.

Rápidamente, el chico huye horrorizado por las calles y, en la plaza de la Merced, relata lo sucedido a otro clérigo, que al mostrar unos huesos similares le demuestra que no estaba loco. En definitiva, es una leyenda que mezcla lo religioso, lo sobrenatural y el miedo cotidiano. No hay pruebas concluyentes de que haya sucedido algo similar, pero lo cierto es que la narración está bien arraigada en la memoria de Jaén.

La Casa del Miedo frente a San Bartolomé

En la plaza de San Bartolomé, junto a la iglesia del mismo nombre, se alza un edificio conocido como la Casa del Miedo, cuya fama ha superado ya los muros y pasado al plano de lo mítico. El inmueble data de 1866 y perteneció al Conde de Águila. Se dice que su primer hijo murió poco antes de mudarse a Jaén y después nació otro, que siendo aún bebé, cayó de una de las ventanas y falleció al instante. Esto marcó el inicio del dolor familiar.

Con el tiempo, los inquilinos habrían reportado sucesos extraños: fallecimientos en circunstancias poco claras, ruidos, movimientos de objetos, puertas que se abrían “solas”. En algunos relatos, además, se dice que durante las noches se veía un espectro que arrastraba cadenas por las calles, se paraba frente a la Casa del Miedo y su puerta se abría sin que nadie la tocase. Y aunque hoy el edificio ha sido remodelado profundamente, es quizá más seguro, pero estas historias siguen provocando escalofríos entre los jiennenses.

Jasmina y el fantasma del castillo

El majestuoso castillo de Santa Catalina y su Parador no solo dominan el paisaje de Jaén, también ocultan sombras y suspiros que, según algunos, no pertenecen solo al pasado. Se cuenta que Jasmina, una joven de origen árabe, vivió un amor prohibido en tiempos de tensiones religiosas. Decepcionada por el rechazo, fue víctima de traición y violencia: violada y quemada viva por nobles celosos, para ser más precisos. Su espíritu, desde entonces, vaga por los pasillos del Parador.

En la habitación número 22, algunos huéspedes han reportado ruidos en la puerta durante la noche, golpes que parecen insistentes, aunque al abrir no haya nadie. En la cafetería, incluso, hubo testimonios de alguien que vio una mujer magrebí, etérea, paseando por los pasillos. Otros han sentido pasos, puertas que crujen, ruidos extraños sobre el techo de habitaciones donde, curiosamente, no hay pisos superiores. Todos estos relatos se han solapado lo suficiente como para que algunos piensen que la presencia de Jasmina no es solo leyenda, sino algo que en momentos coincide con lo inexplicable vivido por personas reales.

Las historias como las anteriores siempre oscilan entre lo mítico y lo posible. En Jaén hay documentos históricos que atestiguan muertes antiguas, la construcción de esos edificios, y los nombres de personajes reales. No obstante, también hay muchas lagunas: pocas pruebas físicas y testigos que relatan más sensaciones que evidencias. Además, muchas de estas leyendas han crecido con el boca a boca, la prensa local, libros de misterio, artículos en medios digitales… Cada narración añade detalles, los colores del miedo se vuelven más vivos y los contornos más difusos.

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