El vínculo de Juan del Val, Premio Planeta 2025, con un pueblo de Jaén: "Eran veranos felices... Montando borricos para ir a ver las olivas"

Bajo el sol inmenso del verano jiennense, entre calles donde aún resuena el olor a pan con aceite, Juan del Val aprendió a mirar la vida desde bien pequeño. Fue en Sorihuela del Guadalimar, el pueblo de su madre y de sus abuelos, donde el reciente Premio Planeta 2025 vivió veranos que, según ha contado en varias ocasiones, aún guarda con cariño.

En una de sus publicaciones más entrañables, Del Val aparece conversando con Miguel, un vecino de 91 años con quien compartió aquellos años de infancia. Ambos, sentados en la "calle de las buenas noches", el hombre nonagenario explica al autor los orígenes del apodo de dicha vía, pues todos se saludaban al pasar. "Ya muchas veces, tiraba por abajo, subía por el callejón y pillaba a menos gente", contaba entre risas.

“Aquí se sigue estando bien”, comenta el escritor, a lo que Miguel responde con un “sí, muy tranquilito”. La complicidad entre ambos se hace evidente cuando Del Val le expresa el cariño que le tiene desde que era pequeño y se despiden con la promesa de volver a verse el año siguiente.

Una labor encomiable

Pero la historia de Juan del Val con Sorihuela del Guadalimar no se entiende sin mencionar a su madre, Ángeles Pérez, natural del municipio de Las Villas. Desde hace más de cuarenta años, lidera la Asociación Pro-Recuperación de Marginados (Apromar), dedicada a la reinserción social de reclusos.

Ángeles llevaba esta labor con una gran responsabilidad. Y es que, además de ser la presidenta y fundadora de la asociación, es la directora del programa "Y después de la cárcel, ¿qué?", por lo que se encarga de coordinar, planificar y supervisar el trabajo de los voluntarios.

Incluso antes de contar con una entidad que la respaldase, Pérez convirtió su hogar en un refugio para quienes más lo necesitaban. En alguna entrevista, el escritor contaba cómo se levantaba cada día a desayunar sin saber con quién se iba a encontrar en su casa. De igual forma, dejó claro que, no solo jamás habían tenido ningún problema ni vivido con miedo, sino que, después de muchos años, la mujer sorihueleña aún recibe llamadas en el Día de la Madre de estas personas para felicitarla.