Tribunales

El presunto estafador de Bailén, a un cliente: "Ese dinero [de las pólizas] lo he perdido yo"

Juan José A. N. está investigado por una posible estafa de 3,4 millones de euros.

Juan José A. N. está investigado por una posible estafa de 3,4 millones de euros. / Jaén Hoy

En enero de 2021, en Bailén había mucha gente con la mosca detrás de la oreja. En los mentideros se decía que Juan José A. N., Juanito o Juanín, como todos le conocían en el pueblo, había cerrado su agencia de seguros, Baécula, porque llevaba tiempo sin cumplir con sus clientes con el mismo celo con el que hasta entonces lo había hecho durante más de diez años. Las condiciones eran claras: si alguien quería rescatar el dinero que había metido en la póliza de ahorros suscrita con Juan José y amparada por el fiable sello de Allianz antes de que venciera el contrato, sólo tenía que avisar con un mes de antelación. Pero hacía ya un año que Juanito estaba fallando. Y la paciencia de los vecinos empezaba a llegar a su límite.

Un día de aquel frío inicio de año, Juan José A. N. recibió en su oficina a Rodrigo -nombre ficticio-, uno de los paisanos que, en su momento, no habían tenido dudas de que él era el hombre idóneo para gestionar sus ahorros a través de una de esas suculentas pólizas que ofrecía, con intereses de entre el 6 y el 10%. El escritorio estaba repleto de papeles, decenas de documentos de índole diversa. Juanito le saludó como siempre, cálido, cercano, fiel a su cordialidad exquisita. “No eres un cliente de la calle. Eres un amigo, o así te considero”, le dijo. Así quedó registrado en una grabación de sonido a la que ha tenido acceso Jaén Hoy.

Rodrigo había escuchado cosas en la calle. Cosas que no le cuadraban. Los vecinos comentaban que el agente, que trabajaba de forma exclusiva para Allianz en el municipio, había perdido su dinero, y él quería saber si con sus ahorros había pasado lo mismo. Fue entonces cuando, sin apenas anestesia, Juan José le confesó abiertamente lo que nadie quería oír: uno, que estaba en la ruina; dos, que había hecho una serie de “operaciones” a modo de “inversión” con su dinero y el de otros clientes en lugar de registrarlas como pólizas en Allianz, a pesar de que esto último era lo que ellos habían firmado con él, y tres, que esas “operaciones” le habían salido mal y, por ende, había perdido los ahorros de aquellos que habían depositado en él su confianza.

 

Juan José A. N.:

Me he hecho una auto… ¿cómo se llama? Una auditoría propia. Me la ha hecho un técnico. Yo me he arruinado. Por las circunstancias. Es muy duro. Parece que no, porque tengo propiedades, pero no tengo… Económicamente se me ha ido a pique todo. ¿Por qué? Porque resulta que me han dejado a deber muchísimo dinero, porque el año ha sido horroroso y se han perdido muchísimas pólizas, porque resulta que he movido unas operaciones que me han salido mal, y entre pitos y flautas ha sido catastrófico. Te puedo hablar de que, a lo mejor, a mí este año me ha costado de 150 a 180.000 euros de pérdidas. ¿Qué pasa? Yo tenía una serie de operaciones, no muchas, pero las tenía, contigo, con tu padre, con tu tío… esas operaciones las tenía hechas no con Allianz directamente, sino yo directamente como inversión.

 

Rodrigo:

En el papel pone Allianz. A lo mejor no tiene nada que ver…

 

Juan José A. N.:

No, pero vamos, que soy yo el que las movía. El que las ponía aquí, las pasaba aquí, las pasaba allí… Al cliente siempre se le ha hecho así desde hace tiempo porque al cliente lo que le interesaba era que cobraba y, cuando llegaba el vencimiento, pues se le rescataba y...

 

Rodrigo:

Sí, a mí me dijiste: tú diciéndomelo un mes antes, lo rescatas y no pasa nada.

 

Juan José A. N.:

Bueno, pues ahora se me ha ido… Ha habido una serie de personas, cuatro o cinco clientes, que resulta que se han puesto nerviosos porque no les podía dar el rescate inmediato y han llamado a Allianz, y resulta que Allianz ha visto que ese dinero no lo estaba yo disponiendo para ellos, y me han denunciado, me han quitado la cartera, me han cerrado la oficina… Y entonces me he quedado descolocado, descompuesto… Imagínate, además, ahora, la gente lo que habla y…

 

Rodrigo:

Ya, pero, aunque te hayan hecho eso, ese dinero al final tiene que estar en algún lado.

 

Juan José A. N.:

Claro que tiene que estar en algún lado. Pero ese dinero ahora lo tenemos que rescatar nosotros, como están como sello de Allianz, tenemos nosotros que hacer una reclamación a Allianz. Esa reclamación hay que hacerla con el documento que tú tienes y el de tu padre, tal y como vienen, con el sello de Allianz. Tienes que buscarte quien te haga una reclamación directamente a Allianz. Yo esto no te lo debo de decir.

 

Rodrigo:

No, no, ya…

 

Juan José A. N.:

Ese dinero, el problema es que lo he perdido yo.

 

La pregunta era -sigue siendo- cómo lo perdió, y por ello Juan José le llegó a concretar a Rodrigo en qué consistieron algunas de esas “operaciones” que le habían fallado.

 

Juan José A. N.:

Me he equivocado, ya está, me he equivocado. Los negocios tienen ese riesgo: la gente invierte en un terreno y luego el terreno no lo pueden construir y se arruina, y yo he tenido una serie de movimientos y unas devoluciones, yo tengo un tío que me debe, nada más que de una empresa de transportes monstruosa […], resulta que el tío tiene una media de 85, 70, 75 camiones que a mí me tiene que ingresar todos los años en seguros casi 80.000 euros, y resulta que me ha devuelto tres pagarés, los tres últimos, de 23.000 euros cada uno, y me ha dejado de puta madre, me ha dejado descolocado.

Exigir el dinero a Allianz para recuperarlo

Juan José le insistió mucho a Rodrigo en que la única forma que existía para que recuperara su dinero era exigírselo a Allianz como responsable subsidiaria. Aun habiéndole reconocido que el montante lo había perdido él mismo a través de esas inversiones cuya naturaleza apenas concretó. Aun habiéndole reconocido que ese dinero no lo había registrado en la multinacional alemana en forma de póliza de ahorros, que era -cabe incidir en ello- lo que los vecinos habían firmado. “Allianz ve que se te debe [el dinero] y automáticamente te lo abona. Pero, ¿qué ocurre? Que tienes que reclamarlo y yo no puedo darte la idea”. Era lo mismo que le había subrayado antes: “Yo esto no te lo debo de decir”. No se lo debía de decir, pero se lo dijo. No podía darle la idea, pero se la dio. Porque, claro, ya lo se había comentado al principio: no era un cliente más, era un amigo.

 

Juan José A. N.:

Como tiene el sello de Allianz, son los subsidiarios, la responsabilidad civil de ellos es pagar.

 

Rodrigo:

¿Y si ellos no me pagan?

 

Juan José A. N.:

Sí te pagan. Por decreto. Tardarán más, menos, pero te tienen que pagar. Si no tuviera el sello de Allianz, yo me callaba: tendría que pagarte yo.

 

El mediador no paró de repetir a su vecino que Allianz no podía saber que, si alguno de los afectados le pedía el dinero, era porque él mismo le había dicho que lo hiciera: “Tú no has estado aquí conmigo”, le advirtió. Eso sí, le llegó a ofrecer un abogado “que ya va a llevar otros dos casos” para que también se encargara del suyo. Fue otra muestra más de su supuesta buena voluntad: “Yo lo único que estoy intentando es solucionaros la papeleta”, le aseguró.

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