El silencio digital de los vecinos de Jaén: “Me impresionó que escuchaba a la gente hablar”

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Más allá de los problemas derivados del apagón eléctrico en España, en los pueblos se vivieron las horas sin luz ni pantallas de forma diversa

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Cielo estrellado de Torredonjimeno este lunes por la noche, en pleno apagón nacional.
Cielo estrellado de Torredonjimeno este lunes por la noche, en pleno apagón nacional. / Daniel Anguita

Se comenta en Agenda oculta, la película de Ken Loach sobre las cloacas del conflicto norirlandés durante el Gobierno de Thatcher, que "Irlanda sería un lugar maravilloso si no fuera por los irlandeses". Cabe pecar de cierta frivolidad -y hacer gala de limitaciones verbales- para traducir la cita al idioma del materialismo digital y afirmar que las pantallas serían un invento maravilloso si no fuera por las pantallas. Aunque según el porqué y el paraqué.

La provincia de Jaén se fue recuperando este martes de forma asimétrica del colapso del sistema eléctrico en España y en Portugal del día previo. Sobre las diez y media de la mañana, casi 24 horas después del apagón, la luz no había llegado aún a 25 municipios jiennenses. Red Eléctrica informó posteriormente de que el sistema ya estaba funcionando con normalidad en la península desde las once y cuarto. Ana, de Bailén, volvió a tener luz en casa mucho antes, cerca de la una y media de la madrugada. Las 13 horas previas las vivió “con tranquilidad”. “Lo peor fueron las comunicaciones”, dice. Su hija mayor salió de viaje el lunes por la tarde a Ocaña, un pueblo de Toledo en el que trabaja como maestra. La menor estudia en Baeza: “No pude hablar con ellas hasta el martes por la mañana”.

En Andújar, al ser festivo local en honor de la Virgen de la Cabeza, el apagón se notó menos a nivel laboral y comercial que en otros pueblos. La electricidad volvió al barrio de la Plaza de Toros sobre las tres y media de la mañana, pero en otras zonas hubo que esperar algo más, según explica a este medio el cronista oficial andujareño, Enrique Gómez: “A partir de las nueve de la noche se veían patrullas de la Policía Local estacionadas en distintos puntos, pero, hasta que vino la luz, hubo normalidad”.

Hablando de La Morenita, en Torredonjimeno, uno de los pueblos más devotos de la patrona de Andújar, el apagón pilló a muchos vecinos poniendo lavadoras tras haber pasado el fin de semana entero de romería en el Cerro del Cabezo. “Me he despertado por el fogonazo de la luz de mi habitación a las cinco de la madrugada, me la había dejado encendida”, explica Marta. La electricidad había empezado a llegar a los hogares tosirianos unos treinta minutos antes, más o menos como en Torredelcampo, aunque hubo zonas que permanecieron ‘a oscuras’ durante algunas horas más.

"Nos fuimos a un parque a jugar a juegos de mesa"

“Me acordaba de los transistores de antaño”, destaca Mercedes, vecina torrecampeña, por la imposibilidad de seguir la última hora de la situación nacional por internet. En el caso de Torredonjimeno, la gente aprovechó la caída de la noche del lunes para redescubrir el mundo más allá de sus móviles y sus televisiones: “Nos fuimos a un parque a jugar a juegos de mesa y tomar una cerveza”, relata Manu, que subraya que el cielo "estaba espectacular” perlado de estrellas. Para Nacho, esa estampa fue un soplo de aire fresco: “Me impresionó mucho que escuchaba a la gente hablar. Había bullicio, un bullicio de los 90. Me gustó”. En la misma línea, David resalta el -a priori- sencillo hecho de haber visto “un par de grupos de chiquillos jugando a la pelota”: “Fue inolvidable”. Comenta algo parecido Emilio, en Peal de Becerro: “La 'normalidad' fue asombrosa, como si no hubiese pasado nada. No se veía gente tensionada. Yo salí al parque, y estaba lleno de niños”.

En casa de Loli, en Jódar, la luz volvió pasadas las once de la mañana, y ella lo celebró con un suspiro de alivio. Concejala en el Ayuntamiento, fue una de las personas que, durante el lunes y parte del martes, se batió el cobre para atender a quienes más ayuda necesitaban: “Hemos tenido que facilitar motores y gasolina para los vecinos que estaban enchufados a respiradores. Un caos. Si esto llega a durar más, no sé cómo nos las hubiéramos apañado”. En este caso, por tanto, es menester sentenciar con lo obvio: Jaén no sería un lugar maravilloso si no fuera por los jiennenses.

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