Vivir con orgullo en Jaén: "Aún hay veces que tienes que disimular quién eres para no generar un conflicto”
Orgullo Jaén 2025
Jóvenes del colectivo LGTBI comparten cómo enfrentan la presión social mientras los datos reflejan un escenario preocupante en toda España
Zahara, pregonera del Orgullo Jaén 2025: estas son las actividades que puedes hacer esta semana
Jaén se prepara para celebrar el Orgullo LGTBI+ 2025 en un momento en el que la visibilidad no es un lujo, sino una necesidad. El informe Estado del Odio 2025, elaborado por la Federación Estatal LGTBI+ refleja una realidad alarmante: más del 42% de las personas del colectivo han sufrido alguna situación de odio, lo que equivale a casi 2,9 millones de personas en todo el país.
Elisabeth Menden, voluntaria en la organización del Orgullo de Jaén, sabe que estas cifras no son abstractas. Psicóloga de profesión, encontró en el activismo un espacio para compartir, aprender y resistir. “A veces ni siquiera dentro del colectivo hay comprensión. Falta educación, empatía, y sobre todo, espacios donde hablar, donde escucharnos”, señala. Su identidad queer le permite habitar los márgenes, fuera de las etiquetas cerradas. “La gente aún piensa que o eres gay o eres lesbiana. Aún cuesta entender que existe la bisexualidad, que hay matices”, reflexiona.
El informe muestra que el acoso, los insultos y el aislamiento afectan a uno de cada cinco miembros del colectivo. En ese contexto, el testimonio de Aaron Aguilar, joven homosexual de origen mexicano que reside en Jaén, resulta revelador: “Socialmente ha sido un poco solitario. En el colegio no hay mucha gente que apoye, y cuando creces es difícil saber integrarte con gente que no te comprende”, explica. Aunque reconoce que actualmente su familia lo respeta, admite que no siempre contó con su apoyo: “Son religiosos. En la religión no está bien visto esto del colectivo.”
Este rechazo familiar, que el informe identifica como una de las principales fuentes de discriminación para jóvenes y personas LGTBI+ en situación de vulnerabilidad, se suma a las presiones sociales. “Estamos retrocediendo en las escuelas. He percibido un retroceso a ideas de la época franquista”, advierte Aguilar.
Uno de los datos más preocupantes del estudio es el aumento de agresiones físicas o verbales, que han pasado del 6,8% en 2024 al 16,3% en 2025. Aunque no todo el entorno es hostil, la inseguridad persiste. Nieves Villalba, mujer trans y bisexual, lo resume con claridad: “En redes parece que hay odio por todos lados, pero no es lo mismo que lo que pasa en calle porque la gente no es tan mala". En este sentido, remarca los matices y vínculos sociales que mantiene cada persona con su alrededor. "No es todo tan extremo como en Twitter”, indica.
Aun así, las agresiones se concentran en espacios públicos (35%), centros educativos, transporte y lugares de ocio. Para Villalba, el entorno físico ha sido más acogedor que el digital, pero sabe que no todas las personas trans tienen su suerte: “Yo he tenido un entorno familiar y de amistades increíbles. Es difícil tener uno mejor del que tengo ahora mismo.”
Sin embargo, el ámbito laboral y administrativo sigue siendo un obstáculo. Menden relata que aún hay empresas sin protocolos LGTBI: “Tienes que callarte, disimular, no compartir quién eres para evitar conflictos. Es como volver al armario, pero en otro entorno.” Villalba, por su parte, añade que la burocracia asociada a la Ley Trans es otro muro más: “No es difícil, pero tienes que cambiar todo tú y muchas veces los funcionarios no están informados.” Además, la ley deja fuera a las personas no binarias. “Si quieren un nombre neutro, deben cambiar también el género, y eso contradice su identidad. Es una carencia enorme”, denuncia Villalba.
El informe también pone el foco en la infradenuncia: aunque ha subido al 26,8%, todavía dos de cada tres agresiones no se denuncian. Y cuando se hace, el proceso no siempre es amable: un 33 % relata haber tenido malas experiencias. Este silencio no siempre es por miedo: muchas veces es por desconfianza o agotamiento.
En este contexto, el Orgullo no es solo una fiesta: es una forma de ocupar el espacio público, de recordar que el odio tiene cifras, pero también rostros. Y que, mientras sigan existiendo el miedo, el silencio y la discriminación, salir a la calle será una forma de cuidarse y de luchar.
También te puede interesar
Lo último