El secreto mejor guardado de la Sierra de Segura: el Paisaje del Agua de Beas
Beas de Segura suma un nuevo hito turístico tras la inclusión de su Paisaje del Agua en el Registro de Paisajes de Interés Cultural de Andalucía
'El callejón de la risa' de Beas de Segura: ¿Sabes por qué se llama así?
Beas de Segura, municipio ubicado en la Sierra de Segura, suma un hito turístico a su lista de atractivos para visitarlo. Todo ello gracias a que ‘El Paisaje del Agua’ acaba de ser incluido dentro del Registro de Paisajes de Interés Cultural de Andalucía (RPICA), una distinción otorgada por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH).
Un reconocimiento que, en palabras del propio ayuntamiento beatense, “supone mucho más que una catalogación técnica, ya que el Registro de Paisajes de Interés Cultural de Andalucía es un instrumento de conocimiento destinado a identificar y caracterizar aquellos paisajes andaluces que poseen valores culturales de especial significación, y la inclusión de Beas de Segura en este registro confirma la relevancia patrimonial de nuestro territorio a nivel autonómico”.
El Paisaje del Agua de Beas de Segura
Aunque todavía es un destino desconocido para la mayoría de viajeros, Beas de Segura no podría entenderse sin la importancia del agua, que no solo configura su paisaje, dando forma a ríos y otros espacios acuáticos de importancia, como la recientemente puesta en valor ‘Catedral del Agua’.
También ha supuesto un punto de inflexión importante que ha dado vida, diversidad y procurado alimento a su población a lo largo de la historia gracias a su intensa actividad agrícola, con el olivar como principal industria agroalimentaria.
El desconocido río Beas
Si bien el nacimiento del río Guadalquivir, el más famoso de Andalucía, se localiza a tan solo 15 kilómetros de Beas de Segura, es el río Beas el que ha dado vida al pueblo jiennense. Su nacimiento se ubica en la zona de Cañada Catena, con desembocadura en el río Guadalimar, incorporando también los tramos bajos de sus principales afluentes hasta llegar al mismo casco urbano de Beas de Segura en su extremo occidental. El resultado de su curso fluvial son vegas y huertas históricas que configuran un paisaje serrano espectacular.
Molinos, acequias, aljibes, puentes, albercas y fuentes trufan su itinerario, dando lugar a terrazas fluviales y a un importante patrimonio hidráulico y agrario que hoy forma parte de la historia de Andalucía con mayúsculas. No en vano, la Sierra de Segura es conocida popularmente como la ‘Sierra del Agua’.
Ruta del agua en Beas de Segura
Además del propio río Beas, la visita a este pequeño y precioso pueblo de la Sierra de Segura para conocer su patrimonio relacionado con el agua va más allá de los meandros, puentes y canalizaciones que hemos reseñado.
Catedral del Agua
Es un baluarte arquitectónico de Beas de Segura que pocos conocen y cuyas visitas están limitadas a ciertos momentos del año. Este depósito de agua, construido en la década de 1950, se llama así por su estructura, con arcos y bóvedas que recuerdan a un gran templo. Puede llegar a almacenar en su interior hasta 800.000 litros de agua en cada uno de sus dos vasos.
La Cueva del Agua
Los habituados al senderismo podrán descubrir a tan solo medio kilómetro del casco urbano la llamada Cueva del Agua, un espacio de acceso complicado que cuenta con dos cavidades conectadas por un profundo lago. En sus orígenes este espacio se utilizaba como cantera de yeso.
Paraje Valparaíso
El parque más famoso de Beas de Segura es sinónimo de agua, ya que por sus canalizaciones discurren las aguas del arroyo Valparaíso. La vegetación ribereña y el acceso a las zonas de senderos y bosques hacen de esta una visita imprescindible. Su origen data de la inundación que sufrió Beas de Segura en 1955. Actualmente se utiliza para fines como partidas de bolos serranos o escenario natural de festivales como El Sierra, que se celebra cada año a finales de agosto.
Pozo de la Nieve
La nieve y el hielo dieron sentido a la construcción de este antiguo pozo a modo de nevera natural. En tiempos en los que la ausencia de electricidad no permitía contar con frigoríficos ni congeladores se almacenaban aquí carnes y otros alimentos para garantizar la comida en buen estado.
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