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Una fortaleza casi inexpugnable con leyenda propia: descubre el Castillo de la Villa de Martos a la luz de las velas
CASTILLOS DE JAÉN
Visita el Castillo de la Villa de Martos, conoce su historia calatrava y leyendas como la de los Carvajales con la magia de un ambiente original creado a la luz de las velas
Ruta de los Castillos del Renacimiento en Jaén
Martos, conocido como el “Balcón del Olivar”, guarda entre sus calles un patrimonio monumental que resume siglos de historia. Dominando la ciudad desde el Cerro de la Villa se alza el Castillo de la Villa, también llamado Fortaleza Baja, cuya Torre del Homenaje ha sido testigo de iberos, romanos, musulmanes, calatravos y cristianos.
En la actualidad, este enclave se convierte en un lugar mágico durante el ciclo ‘Noches de Luz en los Castillos de Jaén’, un programa turístico de la Diputación Provincial de Jaén donde el visitante puede recorrer sus rincones bajo la tenue iluminación de las velas.
Experiencia nocturna: a la luz de las velas
El 13 de septiembre tienes la oportunidad de visitar el Castillo de la Villa y la Peña de Martos. La visita, previa inscripción, comenzará a las 22:00 horas. A esta misma hora, en el interior de la fortaleza tendrá lugar la actuación musical a cargo de la formación Mas Trío, integrada por Juan Masana (contrabajo), Sergio Albacete (vientos) y Jesús Santiago (percusiones).
Las inscripciones gratuitas para la visita guiada a las 22:00 horas se realizarán por teléfono, WhatsApp o correo electrónico hasta las 12:00 del mediodía del día de la celebración. El teléfono de contacto es el 953 303 572, mientras que, para reservar a través de WhatsApp, puedes hacerlo en el 689 544 184. Y si prefieres correo electrónico, apunta esta dirección: infoturismo@dipujaen.es.
Historia de un enclave estratégico
De Tucci a la Encomienda Mayor de Martos
El territorio de Martos estuvo habitado desde la Edad del Cobre y del Bronce. La antigua Tucci ibérica y romana tuvo gran relevancia, hasta el punto de acuñar moneda y convertirse en sede episcopal en época visigoda. Con la llegada de los musulmanes, la ciudad adquirió aún mayor protagonismo como plaza fortificada en la Kura de Ŷayyān.
Tras la conquista castellana (1224-1240), Fernando III cedió Martos a la Orden de Calatrava, que convirtió la localidad en la cabeza de la Encomienda Mayor. Desde entonces se reforzaron las defensas, creando un doble complejo fortificado: el Castillo de la Villa en la ladera y el Castillo de la Peña en la cima rocosa de 1.003 metros de altura.
La reestructuración calatrava
La fortaleza de la Villa fue transformada casi por completo en el siglo XIII. La Orden de Calatrava levantó un sistema de triple defensa compuesto por recinto exterior, alcazarejo intermedio y Torre del Homenaje, centro militar y símbolo de poder.
El conjunto incluía caballerizas, tahonas, lagares y aljibes que aseguraban el abastecimiento en caso de asedio. Este diseño convirtió a la fortaleza en un bastión casi inexpugnable frente a los ataques musulmanes.
El ingenioso sistema de agua
Uno de los aspectos más sorprendentes de la fortaleza es su sistema hidráulico medieval. El aljibe subterráneo se alimentaba gracias a la recogida de aguas pluviales desde la azotea, canalizadas mediante tuberías de cerámica. Una solución avanzada para la época, que garantizaba la supervivencia de la guarnición.
La Peña de Martos: fortaleza y mito
Frente al Castillo de la Villa se alza la imponente Peña de Martos, considerada por la mitología ibérica como la “tercera columna de Hércules”. Geológicamente, es una formación de dolomía y caliza conocida como klippe o “isla tectónica”, separada de la sierra por movimientos geológicos hace millones de años.
Sobre su cima se levantó el Castillo de la Peña (Fortaleza Alta), de planta irregular, con torre-puerta, depósitos de agua y una gran Torre del Homenaje rectangular aislada por un foso con puente levadizo. Su acceso, por un sendero serpenteante en la ladera sur, lo convertía en un bastión prácticamente inexpugnable. En la cúspide, una cruz recuerda el lugar donde la leyenda sitúa el trágico final de los Hermanos Carvajales.
La leyenda de los Hermanos Carvajales
La historia más conocida vinculada a Martos tuvo lugar en 1312. Los caballeros Juan y Pedro Alfonso de Carvajal, acusados de asesinar a Juan de Benavides, fueron condenados por el rey Fernando IV de Castilla. Pese a clamar inocencia, fueron ejecutados arrojándolos desde la Peña de Martos.
Antes de morir, pronunciaron un emplazamiento al rey: comparecer ante Dios en treinta días para rendir cuentas de su injusticia. El monarca falleció repentinamente al cumplirse el plazo, lo que le valió el sobrenombre de Fernando IV “el Emplazado”. Actualmente, la Ruta de los Hermanos Carvajales en Martos mantiene viva esta leyenda mediante paneles cerámicos repartidos por la ciudad.
Martos, cruce de historia y paisaje
El valor del Castillo de la Villa no puede entenderse sin el contexto que lo rodea. Martos, con su caserío blanco y su olivar infinito, ha sido desde tiempos remotos un nodo estratégico en la Campiña Sur jiennense. Desde las primeras comunidades neolíticas hasta las luchas nobiliarias del siglo XV, el territorio ha sido escenario de continuas disputas y transformaciones.
Los restos del Castillo de la Villa y el Castillo de la Peña, junto con la memoria de sus leyendas, constituyen un atractivo turístico de primer orden que propone un paseo por la historia, arquitectura, mitología y el paisaje trufado de millones de olivos que cada año procuran el mejor aceite de oliva virgen extra. Un plan sin fisuras.
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