Esta es la vía ferrata a los pies de un castillo andalusí en Cazorla que tienes que hacer al menos una vez en la vida

VIAJAR POR JAÉN

El precio es de diez euros por persona sin guía, aunque hay opciones para grupos con personal técnico

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Las impresionantes vistas al Castillo de La Iruela es uno de los principales atractivos de esta propuesta de deporte de aventura. / De Andar

Muchos la conocen por ser vecina directa de la localidad de Cazorla, una de las más turísticas de la provincia de Jaén. Otros, por haber ido adrede a visitar su famoso Castillo de origen almohade, clavado en una roca a modo de atalaya invencible. Sea como fuere, La Iruela, aun con tan solo 1.899 habitantes, es otro de los municipios de la Comarca de Cazorla más visitados por aquellos que buscan, no solo monumentos impresionantes, sino también experiencias en la naturaleza.

Eso es justo lo que ofrece la Vía Ferrata La Mocha, una de las experiencias de montaña más recomendables de Andalucía con vistas al Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. No sólo por su trazado variado y su cuidada infraestructura, sino por el privilegio de desarrollarse bajo la atenta mirada del Castillo de La Iruela, una fortaleza andalusí con siglos de historia.

Esta vía ferrata, cuidadosamente instalada sobre las laderas del pico de La Mocha, cuenta con 600 metros equipados con un desnivel de 225 metros. El recorrido se adapta a distintos niveles técnicos, incluyendo variantes para iniciación (K2) y segmentos más exigentes (K3), lo que la hace perfecta tanto para noveles como para ferratistas con experiencia.

Aventura en La Iruela: vía ferrata

El itinerario está estructurado con un enfoque funcional y seguro. La instalación cuenta con material de acero inoxidable de primera calidad, revisado y homologado anualmente, lo que garantiza la seguridad de los usuarios. El diseño prescinde de artificios innecesarios, apostando por un trazado clásico y efectivo, donde predominan los tramos verticales, pequeñas repisas y un espectacular puente colgante de 40 metros que supone el clímax del recorrido.

El acceso a la vía se encuentra regulado por una compuerta cerrada con candado. Es obligatorio gestionar la reserva con antelación a través de empresas especializadas de turismo activo de la zona, como Tierraventura Cazorla, Guías de Cazorla, CanyonSur o Alma Gaia. El precio por acceso libre es de 10 euros por persona, aunque también se puede realizar la actividad con monitor, con tarifas desde 35 euros por persona en grupos.

El recorrido concluye con un retorno algo más largo, pero de gran valor paisajístico, a través de la antigua Senda de las Ánimas, desde la que se puede enlazar incluso con el GR7 y continuar en dirección a Cazorla o adentrarse en el parque natural.

Ficha técnica y recomendaciones

Material obligatorio

Para garantizar la seguridad, este trazado de vía ferrata de La Iruela hay que hacerlo equipados con casco, arnés, disipador, bagas de anclaje, guantes y calzado de montaña. También se recomienda llevar agua, comida ligera y protección solar.

Castillo de La Iruela

A los pies de la vía ferrata se alza el Castillo de La Iruela, estandarte del patrimonio defensivo andaluz enclavada sobre un promontorio rocoso de difícil acceso. Sus orígenes se remontan a época almohade, aunque ha conocido transformaciones significativas a lo largo de los siglos, desde la Reconquista cristiana hasta la Edad Moderna.

Tres recintos amurallados dan forma a la estructura defensiva de esta fortaleza, que se integró en el poderoso Adelantamiento de Cazorla tras ser conquistada en 1231 por el arzobispo Rodrigo Ximénez de Rada. Desde sus torres y almenas se dominan los valles del Guadalquivir y los relieves de la sierra, configurando un paisaje que mezcla la dureza de la roca con la serenidad de los pinares.

A sus pies se encuentran los restos del templo parroquial de Santo Domingo de Silos, erigido por discípulos de Andrés de Vandelvira, que fue incendiado durante la invasión napoleónica y más tarde convertido en cementerio. La propia villa de La Iruela, construida sobre laderas escarpadas, mantiene viva una identidad heredada de siglos, con tradiciones, gastronomía y patrimonio que dialogan con su entorno natural.

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