Wagyu, trucha y aceite de oliva: el plato jiennense que ha conquistado al jurado de uno de los concursos más prestigiosos de España
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El sabor de Jaén y la delicadeza del Japón más gourmet se darán cita el próximo lunes 2 de junio en la ciudad de León, donde se celebrará la gran final del 58º Certamen Gastronómico de la Trucha, uno de los concursos más longevos e importantes del panorama culinario nacional. Y entre los doce finalistas de esta edición histórica hay un nombre que resuena con fuerza desde de Andalucía: Ajhito Izakaya Jaénponesa, un restaurante que ha conquistado al jurado con una creación que desborda técnica, fusión y talento.
Ajhito: cuando Japón y Jaén se sientan a la misma mesa
Ajhito no es un restaurante asiático más. Quienes cruzan su puerta en la ciudad de Jaén, saben que están a punto de vivir una experiencia gastronómica que va mucho más allá de lo esperado. Este singular izakaya, concepto japonés que define a los bares tradicionales donde se comparte comida y bebida en un ambiente distendido, ha reinventado su significado en clave andaluza, dando lugar a un espacio donde la cultura japonesa y la gastronomía jiennense se funden con una naturalidad asombrosa.
Su propuesta se basa en una cocina que no solo respeta las raíces, sino que se atreve a crear un nuevo lenguaje culinario. Así nace la “comida jaénponesa”, un juego de palabras que define a la perfección el alma de Ajhito: la fusión de ingredientes autóctonos, como el aceite de oliva virgen extra, con técnicas y productos de la cocina japonesa como el miso, el wagyu o el dashi. Un equilibrio entre la innovación y la tradición que no ha pasado desapercibido para los expertos del certamen.
Un plato finalista: tuétano de wagyu, trucha y sus huevas
Para esta edición del Certamen Gastronómico de la Trucha, Ajhito ha presentado un plato que ha impresionado por su concepto, su estética y su ejecución: Tuétano de wagyu, trucha y sus huevas. Una propuesta que habla de mestizaje, de profundidad de sabor y de respeto por el producto, con la trucha como gran protagonista, tal y como exige el reglamento del concurso.
El plato, según fuentes del equipo de cocina de Ajhito, parte de una reflexión sobre los sabores grasos y umami, característicos de la cocina japonesa, combinados con los matices suaves y acuáticos de la trucha. El tuétano de wagyu actúa como base cremosa y potente, que se equilibra con la ligereza y frescura de la trucha y el estallido salino de sus huevas, creando una armonía de texturas y sabores que ha convencido a un jurado compuesto por reconocidos chefs y expertos del sector.
Una final de récords
El Certamen Gastronómico de la Trucha, que este 2025 alcanza su 58ª edición, ha batido récords en cuanto a participación. Cerca de 100 restaurantes de toda España se han inscrito con el objetivo de alzarse con el reconocimiento a la mejor elaboración con trucha, lo que consolida este evento como uno de los más prestigiosos del calendario gastronómico nacional.
Para Ajhito, ser uno de los doce finalistas ya supone un hito y una consagración de su arriesgada pero exitosa propuesta culinaria. Representar a Jaén en una cita de esta envergadura es una responsabilidad y un orgullo que el equipo asume con emoción, sabiendo que su trabajo pone en valor no solo a su restaurante, sino también a toda una forma de entender la cocina desde la tierra del olivo.
Influencias de alta cocina y raíces locales
La propuesta de Ajhito no surge de la improvisación. Al frente del proyecto se encuentra un equipo que ha bebido de las enseñanzas de grandes referentes de la cocina española, como Dani García o Martín Berasategui, nombres que han influido notablemente en su forma de entender la fusión y el respeto por el producto. Estos mentores, como afirma uno de sus responsables, inculcaron una visión abierta e integradora, donde los productos orientales podían convivir con los sabores más tradicionales de cada lugar.
Así, el aceite de oliva virgen extra de Jaén, los vegetales frescos del entorno o los productos de temporada se entremezclan con algas nori, sake o mirin, generando un lenguaje culinario propio y reconocible, que ya cuenta con una creciente legión de seguidores. No es raro que muchos clientes repitan una y otra vez, fascinados por una cocina que logra ser a la vez familiar y exótica.
En su carta se pueden encontrar creaciones como el sashimi de atún con ajoblanco de almendra, el ramen de cola de toro, el bao de pipirrana jiennense con panceta o incluso una tarta de queso con miso caramelizado y AOVE, todos ejemplos claros de su filosofía: conectar dos mundos sin perder la identidad de ninguno.
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