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Las relaciones entre el gobierno central y el madrileño desde hace años son malas tirando a pésimas. Desde que Ayuso se fue convirtiendo en un referente nacional y lograba resultados extraordinarios en las elecciones regionales que destrozaban las biografías de sus adversarios socialistas, desde Moncloa y desde los medios cercanos a Moncloa ha sido claro el objetivo de cercenar la carrera política de la presidenta madrileña.
La última andanada contra Ayuso se produjo hace unas semanas cuando se anunció que el gobierno no autorizaba la parada militar del 2 de mayo, día de la fiesta regional, que tradicionalmente se celebra anta la sede de Sol. No hubo manera de que cediera Moncloa, y la respuesta de Ayuso no se hizo esperar: no invitaría a ningún miembro del gobierno a la celebración. Además, la fiesta se celebraría por primera vez en el exterior, para que participaran los madrileños que desearan sumarse a la conmemoración. El PSOE, con toda clase de reproches por lo que consideró una falta de respeto al gobierno, reaccionó convocando un 2 de mayo socialista en el Parque del Oeste.
Madrid amaneció con rayos y truenos –climáticos–, lluvias torrenciales e incluso granizo. Pero Sol estaba lleno de gente. La entrega de las grandes cruces de la comunidad de Madrid dieron para mucho, sobre todo la concedida a los servicios públicos y voluntarios que participaron en las labores de rescate y limpieza en Valencia tras la dana, y el lunes pasado acudieron en ayuda de los afectados por el apagón. También fueron condecorados entre otros los trabajadores del hospital Zendal dedicados a atender a los enfermos del ELA, asociaciones contra la droga, y figuras como José Coronado, Massiel, Ilia Topuria, Jorge Martín o José Mercé.
En ese clima frío y lluvioso, Isabel Ayuso calentó el ánimo de los asistentes con un discurso de clausura que fue todo un torpedo en la línea de flotación del gobierno, aunque no pronunció las palabras gobierno ni Pedro Sánchez. Pero se le entendía todo cuando cantaba las excelencias del pueblo madrileño, valiente y nunca cobarde a lo largo de la historia, presumió del orgullo de ser madrileña y española, defendió la gesta de la Hispanidad y, al referirse al trabajo de quienes tuvieron un comportamiento tan ejemplar y solidario en la Valencia devastada por la dana o que ayudó a los madrileños en situación de riesgo a causa del apagón, mencionó el papel del ejército, al orgullo y vinculación de los madrileños con el ejército … mientras en una pantalla gigante se veían imágenes de las paradas militares de otros años, y escenas de las Fuerzas Armadas en misiones militares y humanitarias. Con el público en pie, aplaudiendo a rabiar para demostrar el vínculo de Madrid con la milicia.
Con Ayuso hay que tener cuidado: cuando se la ataca, o se ataca a los madrileños, no levanta la voz ni pronuncia frases gruesas, pero responde: este 2 de mayo la “presencia” del ejército en Sol fue más cercana y sentida que en todos los años anteriores.
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