Quizás
Mikel Lejarza
Nosotros o todos
Cada curso académico se propone como un nuevo inicio. Ante lo nuevo siempre se haya oculta la esperanza, pues hay un deseo de que las cosas vayan bien: el colegio de los niños, el regreso al trabajo, la recuperación de las personas enfermas, la resolución de problemas… Esperar siempre requiere de una dosis importante de confianza, pues las noticias se empeñan en que vivamos en un estado de alarma permanente mientras desgastan sutilmente nuestra vida.
La confianza no es algo que se encuentre sin más, sino que requiere de nuestro interés y nuestra voluntad para que pueda germinar en nosotros. Se trata, por tanto, de una tarea imprescindible para ganar en salud que requiere de un buen uso de la atención. Hay que seleccionar lo que atendemos pues eso que nos llega jamás es indiferente por más que no lo pueda parecer. Exponernos reiteradamente a tantas noticias perniciosas va fraguando una manera de vivir en la que fácilmente se instala el negativismo y la desesperanza, además del temor y la sensación de estar en peligro.
No hay que confundir estar informado, con tragar todo lo que consideran que debe ser contado. ¿Realmente eso es lo verdaderamente importante? ¿Para quién? ¿Qué intencionalidad hay detrás, qué persiguen y qué generan en uno mismo? Nos sería bueno plantearnos estas preguntas para descubrirnos en nuestras respuestas.
A veces hay que saber racionalizar el tiempo mejor, pues es el que es. Si lo desperdiciamos en atender lo global en lugar de lo cercano, nos estamos desatendiendo pues nos estamos olvidando de aquello que tenemos a mano y en nuestras manos. Atender la realidad cercana nos ofrece la oportunidad para ver lo que uno puede hacer para mejorar su propia vida y la de los demás. Obrar así desarrolla la confianza pues el bien en lo concreto aumenta la esperanza. Necesitamos vivir desde aquí, para descubrirnos capaces, para advertir las grandes travesías precisan de pasos concretos.
Cada nuevo curso sólo tiene sentido si es para aprender, si es para seguir desarrollando y empeñando las cualidades concretas de cada uno. Aprender a confiar-las es una labor de cada cual.
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