NOTAS AL MARGEN
David Fernández
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Casualidad o no. He ahí la cuestión. Después de más de un año escuchando el clamor de “Mazón, dimisión”, entre otros gritos populares no tan suaves, ayer por fin anunciaba el presidente de la Generalitat Valenciana que dejaba su cargo. Y se presentó ante los medios de comunicación para explicarlo justo cuando, en esos momentos, comparecía ante la Justicia la persona que lo acompañaba la tarde de aquel 29 de octubre de 2024 en la que murieron 237 personas por culpa de la dana. Juntos empezaron y juntos terminaron.
No por dimitir, las víctimas se han quedado tranquilas. Para sorpresa de nadie. Porque Mazón no asumió culpa alguna, que es lo que ellas necesitan, además de que deje de contradecirse y diga la verdad, de una vez. Las asociaciones de víctimas de la dana critican que el ya expresidente no estuvo “a la altura” en su declaración institucional y que aprovechó los micrófonos para “hacer un mitin electoral, una defensa judicial y reparto de culpas a todo el mundo”. Desde luego, no fue un discurso humilde y arrepentido lo que pudimos escuchar de él, pero hay que reconocer que, en lo de la culpa, ahí todos, todos, tienen su pequeña o gran parte. Otra cosa no, pero esta historia tiene un rosario de culpables, desde políticos de todos los colores y competencias, hasta la Aemet y la Confederación Hidrográfica, o quienes tuvieron la obligación de limpiar el cauce para prevenir y no lo hicieron. Como la ministra Teresa Ribera, que aparcó en el año 2021 el proyecto de encauzamiento y vive sin remordimiento cobrando más de 400.000 euros al año en la Unión Europea. Creo que ni ha visitado la zona afectada.
Y es que el 29 de octubre del año pasado no sólo se desbordó el fatídico barranco del Poyo, sino que se vieron igual de rebasados quienes tuvieron algo de protagonismo en esa dramática tarde-noche. Todos, menos quienes perdieron la vida y sus familias. Los grandes inocentes.
El foco mediático se acaba poniendo ahora, una vez más, en la parte política, con la luz directa hacia Vox y en el incierto futuro si habrá o no elecciones anticipadas en la comunidad, con valencianos soportando dimes y diretes de sus dirigentes, en lugar de verlos centrados en la recuperación.
No aprendemos. Y ese es el mayor error de los errores. Hay que dejar de lado el “y tú más” y pasar a la acción directa. Todavía resuena la frase de todo un presidente del Gobierno, con las víctimas de cuerpo presente, diciendo sin sonrojarse: “Si quieren ayuda, que la pidan”. No, señor, primero hay que actuar, sin pararse a ver de quién es la competencia. Entiendo que eso sí lo hemos aprendido ya. Porque sólo así se podrá trabajar realmente para intentar recuperar la vuelta a la normalidad. Aunque sea, de momento, en el plano material. Que no es poco.
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