Elecciones a fecha fija

Hoy se cumplen 700 días desde que el PP empezara a decir que debía gobernar la lista más votada y había un gobierno ilegítimo. O sea, lo contrario de lo que hicieron para llegar al poder Moreno, Ayuso, López Miras, Mañueco o Guardiola. En fin, Feijóo reclama que haya nuevas elecciones desde hace 23 meses. Y ahora que sería pertinente, por la corrupción en el PSOE, estamos cansados de oírlo. La violencia verbal extrema de la derecha capitaneada por el contramaestre Miguel Tellado es imposible de superar desde hace tiempo; no queda margen para subir el diapasón. En Vox se frotan las manos, a rebufo del PP, recolectando votos de descontentos con las instituciones y la democracia.

Ni Feijóo ni Sánchez adoptan posturas valientes. El gallego desea presentar una moción de censura, pero no se atreve si no tiene los votos. Dejar en evidencia al adversario y demostrar su propia valía no es suficiente para vencer su desconfianza. Piensa que a los socios del Gobierno les resultaría más fácil votar contra su moción que a favor de una cuestión de confianza, a la que no se arriesga Sánchez. El presidente tampoco dimite, ni convoca elecciones. De momento ha señalado a un enemigo externo detestado por los españoles, un Donald Trump empeñado en que los aliados de la OTAN le compren más armas a Estados Unidos.

Las elecciones no deberían ser convocadas de manera arbitraria por los presidentes a su conveniencia. Sobre eso publicó en estas páginas una reflexión el profesor Ruiz Robledo en 2018, cuando Susana Díaz por segunda vez adelantó la disolución del Parlamento andaluz. (En 2015 lo hizo a los dos años y 10 meses de legislatura, liquidando la coalición con IU, y en 2018 adelantó seis meses y perdió la Junta): “Una buena medida de regeneración democrática, en la línea de sustituir el poder de las personas por el poder de las normas, sería establecer la legislatura rígida; si acaso con algunas previsiones para disolver en situaciones excepcionales”. Tampoco estaría mal tener legislaturas de cinco años como Italia, Francia y Reino Unido, para disuadir la prisa de la oposición. En todo caso, antes de la mitad de esta legislatura estamos en un bloqueo cobarde y letal.