En tránsito
Eduardo Jordá
¿Tú también, Bruto?
El video se reproduce a velocidad de vértigo. Y si no fuera por el inconfundible suelo que pisamos, pensaríamos que no es aquí. Nos cuestionaríamos, en este tiempo de bulos, fake news y una supersónica inteligencia artifical que crea y fabrica a golpe de click, la certeza de lo que vemos en esas imágenes. Pero es que el suelo de Jaén lo reconocemos. Y quizás por eso nos duele y nos pellizca la incredulidad de nuestros ojos.
Pulula por las redes un sociales un video que nos enseña que subimos por la Carrera con los parientes de Pixie y Dixie campando a sus anchas. Nos demuestra que no sólo la broza florece entre adoquines y asfalto, asalvajando nuestro pavimento. También nuestra fauna minúscula se viene arriba y se nos manifiesta por las calles de Jaén a plena luz del día.
Las ratas cruzan impávidas por Bernabé Soriano. Suficiente que sean una, dos o tres para poner a temblar nuestro bochorno.
A escasos días de procesionar la patrona por el barrio de San Ildefonso y alrededores, uno se pone imaginativo y visualiza por un momento lo que podría ocurrir la tarde del 11 de junio si le diera a la familia roedora por adherirse a la festividad local subiendo en alegre pasacalles desde la esquina donde estuvo el Teatro Cervantes hasta la puerta del Pato Rojo cruzando de acera a acera, zigzagueando mientras procesiona la Virgen de la Capilla.
Si sucediera, Jaén se volvería verdaderamente viral sin necesidad de impulsar una campaña específica para conmemorar los 1.200 años de capitalidad.
No tiene por qué pasar. De hecho, el Ayuntamiento ya ha dado muestras de afanarse en la tarea de despejar el centro de la presencia de ratas, porque no es de recibo y para evitar que se le corte la digestión de cuajo a quienes han venido hasta aquí para comer en uno de las cuatro estrellas Michelín y de vuelta al aparcamiento de la Plaza de la Constitución se topen con esos animales bigotudos, barrigones, raudos en su deambular peludo, que dicho sea de paso también son portadores de no pocas enfermedades.
Se ofuscaba el recordado gato Jinks ante su presencia, maldiciendo en su acento de Andalucía Occidental su célebre ¡Marditos roedores! en los dibujos animados. Sin duda eso mismo les vendrá a la memoria especialmente a los comerciantes de la calle Bernabé Soriano, muchos de ellos con las puertas de sus negocios permanentemente abiertas.
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