Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Qué bostezo
Para dejar las cosas claras desde el principio, conviene dejar sentada una realidad que en Sevilla solo se puede negar desde el sectarismo más primario: si no fuera por la decisión y el impulso de los gobiernos presididos por Juanma Moreno, la construcción de la segunda línea del metro, de su primera mitad para ser exactos, seguiría en espera. Estaría durmiendo el sueño del olvido en el mismo cajón que otros proyectos que la ciudad ni ha visto ni sabe si alguna vez verá, pero de los que no se deja de hablar, como la ampliación del Museo de Bellas Artes o la conexión del Aeropuerto con el centro urbano. Cuando los socialistas mandaban en la Junta de Andalucía el proyecto de ampliación del metro de Sevilla para dotar de una red digna de ese nombre a la cuarta ciudad de España, les daba salpullidos. Por una única razón: pánico. Pánico a ser acusados de estar vendidos al centralismo sevillano, con el coste electoral que ello pudiera tener. Las disponibilidades presupuestarias, que tampoco eran demasiadas, se dedicaron a impulsar un proyecto, completamente justificado, para Málaga y otro, de encaje más dudoso, para Granada. En esas estaban cuando a finales de 2018 la carambola propiciada por Vox mandó al PSOE a la oposición.
Desde esta constatación, la guerra que ha emprendido María Jesús Montero contra Juanma Moreno en las sucesivas inauguraciones de tramos, pretramos y postramos no tiene demasiado sentido. Cierto que el presidente andaluz ha desarrollado, sobre todo en esta legislatura, una incontinencia fotográfica que parece no tener fin y da la impresión de que está allí para posar cada vez que llega una máquina a las obras. Con el metro le pasa algo parecido a lo que le ocurrió con el Hospital Militar, que la gente ha perdido ya la cuenta de cuántas veces lo ha inaugurado y cuántas fotos se ha hecho allí.
Pero obras hay. Y si alguien tiene derecho a ponerse un casco y un chaleco reflectante y posar para la posteridad es el presidente de la Junta. Ahí hay pocas dudas: el Gobierno andaluz, pepero, va de locomotora y el de la nación, socialista en horas bajas, va de furgón de cola en riesgo permanente de descarrile. María Jesús Montero cumple con la dura obligación que le ha sido impuesta presentándose en todos los actos que tienen que ver con el metro para buscar un hueco en la foto y dar un canutazo criticando lo mal que lo hace Moreno, que solo se dedica a hacerse fotos, y cómo se van a arreglar las cosas en cuanto ella llegue a San Telmo, lo cual tal y como están las cosas no deja de ser un ejercicio de voluntarismo digno de ser reseñado.
Esta guerra de foto a cuenta del metro de Sevilla sirve para recordar que Andalucía se encamina, a un año vista, a unas elecciones en las que, si no cambian mucho las cosas, los socialistas acuden en una situación de profunda postración. Más que pelearse por las fotos bien haría la candidata del PSOE en empezar a levantar el ánimo de sus decaídos partidarios con otros asuntos más apasionantes y relevantes. Si es que está en condiciones para ello.
También te puede interesar
Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Qué bostezo
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Pablo y Pedro
La Rayuela
Lola Quero
Lo parasocial
Las dos orillas
José Joaquín León
Juanma, nacido en Barcelona
Lo último