De fumata y con mutantes

La familia de la tele.
La familia de la tele.

11 de mayo 2025 - 11:24

Creíamos que, una vez elegido el nuevo papa de la Iglesia, la fumata cesaba y cada mochuelo, diligentemente, marchaba a su olivo. En tiempo récord los cardenales se pusieron de acuerdo, a pesar de que son cosas de palacio, y quemaron las papeletas de tan singular escrutinio junto a unos productos químicos de rigor para que salga el oportuno humo blanco. Pero hay quien sostiene que ahora no pueden apagarlo y los efluvios de la fumata se reparten por el mundo alterando el raciocinio, sobre todo, de la clase dirigente. Sabotaje vaticano.

Hasta allí viajó La familia de tele, ese particular circo de monstruos televisivos, para “analizar” la cuestión vaticana, será por medios. Para esparcir “urbi et orbi” el mensaje chusco del imperio de las criaturas de saldo, pero con el marchamo de una televisión pública que de mayor quería ser la BBC. Merced a rinoplastias, líftines o lipopapadas (perdón) te conviertes en otra persona con cierto aire a la anterior, que quizá te recuerde a aquella, pero nueva, aunque no mejor. Al consejo de sabios de RTVE, el espectáculo le da vergüenza ajena, como a tantos otros, pero nada se puede hacer ante el nuevo orden mundial. Hoy Telecinco aspira a ser Radio María.

Por las rendijas de la realidad se vuelven a colar personajes que se daba por amortizados, pero que piden una nueva oportunidad en el ruedo político. Es el caso de Camps, que viendo como está su patio valenciano, vuelve a lucir “tipín” en el PP, mientras Feijóo se retira al monte y espera que la situación se solvente sola con un cambio de aire, el terral, ese viento seco y caliente. Otro sabotaje político, pero desde dentro.

Luego está Ábalos, ese truhan, escapado de una canción de Raffaela Carrá, al que le faltaban armarios (ministerios) para esconder mujeres, qué dolor, qué dolor. Dirán, como en la canción, que el caradura no tiene un pase, pero tiene un gran futuro como presidente de una empresa de trabajo temporal, preparador de opositores o quizá un programa televisivo para ayudarnos a encontrar empleo. Sabotaje de faldas.

El Gobierno, ahora, en un enésimo giro de guion, nos consultará nuestro parecer sobre una OPA entre bancos, esos que siempre ganan. Uno de ellos, el pez más chico, casualmente, de la patria catalana. No habrá habido en nuestra historia reciente episodios que quizá mereciesen el voto de la plebe y no sólo de los cadernales políticos de turno, pero puede que nos prefieran como teleciudadanos, teletrabajando nuestra opinión desde casa. Como Jessica, pero sin cobrar.

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