Crónica personal
Pilar Cernuda
Salazar, otra pesadilla
Probablemente, el espantado lector no sepa quién fue José Santiago Garnelo y Alda. Pero si le decimos que fue el autor del cuadro Primer homenaje a Cristóbal Colón, que fue vandalizado por dos hiperventiladas señoras el pasado 12-O, en el Museo Naval de Madrid, ya le sonará de algo. Hasta hace unos días, Garnelo había caído en el más absoluto olvido. Fue uno de esos pintores decimonónicos dedicados con maestría, pero sin genio, a la pintura de Historia –género fundamental en lo que se ha llamado nacionalización de la cultura–, que llegó a desempeñar cargos como la subdirección del Museo del Prado o la dirección de la Academia Española en Roma. Además, tuvo una relación especial con Sevilla, ciudad en la que se formó como pintor después de un amago de licenciarse en Filosofía y Letras.
Las vándalas pertenecen a una asociación que se denomina con el inquietante nombre de Futuro Vegetal, y que tiene como objetivo “la adopción de un sistema agroalimentario basado en plantas”. Imaginamos que nos quieren ver como pacíficos semovientes pastando en los verdes prados de su utopía vegana. Lo que no terminamos de comprender es qué tienen que ver estas aspiraciones verduleras con el 12-O y el supuesto “genocidio” que los españoles cometieron en América, como denuncian con borreguil, indocumentada y herbívora vehemencia las activistas de Futuro Vegetal. Tampoco por qué, para hacer patente su disgusto con la Historia, atacaron con pintura roja un cuadro que es propiedad de todos los ciudadanos y cuya restauración le costará a las arcas públicas un dinero. Es como si para mostrar nuestro disgusto con los sacrificios humanos y otras crueldades de las culturas precolombinas nos dedicásemos a destruir el rico legado patrimonial de las mismas.
En estos días hemos visto que Futuro Vegetal tiene un presente presuntamente criminal. No se pueden dañar los bienes culturales públicos –tampoco los privados– sin que haya consecuencias. Ya decidirán los jueces. Pero, más allá de la denuncia del Ministerio de Defensa, escama el silencio que se observa en academias, ateneos, liceos y círculos de Bellas Artes. Sólo Vox ha puesto una querella criminal por los hechos. Hace bien y responde a la opinión de muchos ciudadanos mosqueados con el gamberrismo de Futuro Vegetal. Luego se hablará con doliente preocupación del crecimiento de la “ultraderecha” y bla, bla, bla.
También te puede interesar
Crónica personal
Pilar Cernuda
Salazar, otra pesadilla
¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
La nueva España flemática
La lluvia en Sevilla
Carmen Camacho
Nadie al volante
El mundo de ayer
Rafael Castaño
El grano