Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Qué bostezo
Hace unos días confesé la gran esperanza que tengo depositada en Feijóo, en concreto, en su incapacidad de sacar mayoría absoluta. Eso le obligará a pactar, que es la mejor manera de retratarse. Una mayoría da para muchos trucos de manos que engañen a los votantes. Que se lo pregunten a Rajoy. En cambio, dime con quién pactas y te diré quién eres. Desde el principio vimos (Bildu, Podemos, ERC) quién es finalmente Sánchez.
Feijóo tendrá que retratarse. Todo parece indicar que él preferiría pactar con un animal mitológico: el PSOE-güeno. Page parece adecuado para pasar página y lo suficientemente servicial con el poderoso (como ha demostrado) para no incomodar a quien pacte con él. Madina tampoco está mal. Además de la hemeroteca, cuando Feijóo reconoció que prefería pactar con Page, tres hechos indican sus querencias. Lo orgulloso que está de haber votado a Felipe González. Su nulo interés por presentar a Vox como un socio deseable, incluso cuando –Valencia, Baleares, Murcia– hocica. Y, sobre todo, la condición de socio indisoluble del PP Europeo con el Socialismo.
La desgracia es que esa gran coalición no cambiaría lo más mínimo; y la política y la sociedad española necesitan un revulsivo. La suerte es que PSOE güeno no existe. Los socialistas se resistirán al pacto, incluso contra las órdenes europeas.
¿Por qué? Por instinto de supervivencia. Tras años de guerracivilismo, el votante del PSOE no entendería ese pacto. Y, además, si los socialistas abocan al PP a pactar con Vox, la espiral de demonización se acelera, en buena medida porque el PP no ha hecho nada para quitarle la etiqueta de “feo” a Vox. Con sus desprecios a los de Abascal, Feijóo está contribuyendo como nadie al pacto con Abascal. Con el trampantojo de la ultraderecha, el PSOE salvaría su condición de principal partido de la oposición, garantía de alternancia.
“Pero el PP podría ofrecerle una salida digna a Sánchez”, me argumentan los que ven más probable la gran coalición. Sí, pero no. Los nuevos dirigentes del PSOE, sean quienes sean, no querrán ni locos una salida digna para Sánchez, sino una salida rápida. Cuanto más lejos, mejor. El presidente será el malo para todos y un pacto olería a último favor del PSOE a Sánchez. El instinto de supervivencia del PSOE puede salvarnos de más socialdemocracia.
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