NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
Deberíamos ser los pacientes los que nos pusiéramos en huelga para defender unas condiciones laborales dignas de nuestros médicos. De momento, son ellos y ellas los que han tenido que parar porque se está llegando al límite del colapso en la sanidad pública, esa de la que se nos llena la boca hablando y es la envidia de la gran mayoría de países desarrollados, que ya la quisieran para ellos.
El detonante de la huelga de médicos del viernes pasado fueron las condiciones que plantea el borrador del Estatuto Marco de la Sanidad para estos profesionales, con el curioso agravante de que en las negociaciones para este documento clave no hay ningún médico con derecho a voto. No se trata de clasismo entre los profesionales sanitarios, pero es obvio que las condiciones laborales no son las mismas, y la formación, tampoco.
El talón de Aquiles son las guardias de 24 horas, obligatorias, que se cobran peor y luego tienen solo un día de descanso después, cosa que no ocurre con otros profesionales que hacen guardias también. Pienso en los bomberos, a bote pronto, ¿cuántos días descansan después de una guardia? En fin, solo un médico trabaja una jornada completa de 24 horas y descansa únicamente el día después, aunque caiga en domingo. Con la paradoja añadida de que, durante esa jornada laboral eterna, ve pasar turnos de ocho horas del resto de personal sanitario.
Siento ser yo quien les dé la mala noticia, pero la gente tiene que saber algo que muchos olvidan: los médicos son personas, tal cual, que no rinden igual al principio de la jornada, que después de trabajar 20 horas seguidas. Lamento si alguien lo pensaba, pero no. Resulta que tienen las mismas necesidades vitales que cualquier mortal. Y he ahí el gran problema, porque muchas veces tienen que tomar decisiones a las tres de la mañana de las que depende que un enfermo deje o no de respirar. Porque, un ejemplo, si yo durante un cierre a toda prisa de madrugada, tengo una errata en la portada, me puede caer la bronca del siglo, pero no mato a nadie. Todo lo más, algún amago de infarto en un lector si la falta de ortografía va en un titular.
Sí, señoras y señores, los médicos son humanos. Lamento descubrirles la realidad. Con jornadas laborales de 250 horas al mes, que asumen en aras de su profesionalidad, con el riesgo que ello conlleva para su salud física y mental. Y para la de los pacientes, por supuesto. Eso es lo que debería importarnos de verdad.
La principal reivindicación es, ahora, que se reconozca en ese Estatuto Marco de la Sanidad la singularidad de una profesión fundamental para mantener un sistema de salud que tenemos la obligación de preservar. Porque, hoy por hoy, los médicos salen demasiado baratos.
No quiero caer en el tópico, pero voy a decirlo: hay que cuidar a quienes nos cuidan. Si hace falta ponerse en huelga, nos pondremos.
También te puede interesar
NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
Postdata
Rafael Padilla
Mi mochila
Manual de disidencia
Ignacio Martínez
Un empacho de Juanma
La ciudad y los días
Carlos Colón
Respeto a la Constitución y democracia
Lo último