Jane de Inglaterra

18 de noviembre 2025 - 03:07

Cuando aún recordamos el bicentenario de su muerte en 2017, decenas de actos, reediciones y nuevas publicaciones vuelven a celebrar en todo el planeta, no sólo en Gran Bretaña y los países de lengua inglesa, el CCL aniversario del nacimiento de Jane Austen, que vino al mundo el 16 de diciembre de 1775 en un pequeño pueblo del norte de Hampshire. Otros escritores de las Islas, empezando por Shakespeare, tan presente en las obras de la narradora georgiana, tienen una comunidad de fieles que puede relacionarse con el moderno concepto fandom, pero el caso de Austen es no sólo uno de los más señalados sino también uno de los más tempranos, pues los llamados janeites –término acuñado por el crítico George Saintsbury en el prólogo a una edición de Orgullo y prejuicio de 1894– ya existían en la segunda mitad del siglo antepasado y dan título a un curioso y conmovedor relato de Kipling donde un grupo de soldados de la Gran Guerra forman una sociedad secreta unida por el culto a la escritora, convirtiendo pasajes de sus obras en consignas y guiños cómplices. Junto a Mary Anne Evans, que firmó sus libros con el seudónimo masculino de George Eliot, o las hermanas Brontë, la en vida medio anónima Austen fue una de las pocas mujeres que entraron, aunque lentamente y no sin resistencias, en el canon de la novela decimonónica que para muchos críticos anglosajones –entre ellos Henry James– habría sido de hecho inaugurada by a Lady, por citar la fórmula con que encubrió la autoría. Quizá se ha exagerado su condición de pionera del feminismo, más clara en la citada Evans/Eliot, pero su aparente aceptación de las costumbres de su tiempo no se opone a una tácita reivindicación de la autonomía de las mujeres como “seres racionales” –la aspiración a disfrutar de los beneficios de la educación, que ella pudo recibir en casa, sería parte capital del programa emancipador– ni al despliegue de moderadas dosis de inconformismo, especialmente a la hora de reflejar la “humillación del mercado matrimonial”, su gran tema. Replegada en el pequeño mundo de la burguesía rural, Austen supo trascenderlo gracias a la sutileza, la ironía y la inteligencia de un discurso narrativo que no ha perdido frescura, de ahí su condición de clásico vivo. El mismo Kipling, que también le dedicó un poema –Glory, Love, and Honour unto England’s Jane!–, decía que Winchester, en cuya catedral está enterrada, era el segundo lugar más sagrado de Inglaterra después de Stratford, donde como es fama reposan los dudosos restos del Bardo.

stats