El mercado de la Puerta de la Carne

Una buena noticia: el Ayuntamiento encomienda a la Gerencia Municipal de Urbanismo y Medio Ambiente la rehabilitación –¡por fin!– del mercado de la Puerta de la Carne. Se consolidará la estructura existente, se repararán los elementos dañados y –muy importante– se reconstruirán las zonas arruinadas de acuerdo con la volumetría original del proyecto, retirando los añadidos posteriores.

Este importantísimo edificio construido entre 1927 y 1929 es, según el IAPH, “una de las primeras obras del racionalismo sevillano” cuya “pieza magistral es la nave central que se levanta con toda su pureza geométrica generando un gran espacio que acoge a los puestos del mercado” y definiendo “el espíritu higienista que los arquitectos querían trasladar a este mercado popular”. Fue obra, tras ganar un concurso, de Aurelio Gómez Millán, autor del otro edificio pionero del racionalismo en Sevilla, la coetánea (1926-1927) AutoIbérica de Sierpes, y del malogrado arquitecto Gabriel Lupiáñez Gely (1926-1942), autor también, en colaboración con Rafael Arévalo Carrasco, del excelente edificio de viviendas de Feria 138, el Instituto Anatómico, el Cabo Persianas o el cine Florida.

Abandonado desde 1999, su recuperación es una cuestión de la máxima relevancia para el patrimonio de la arquitectura moderna sevillana. No volverá a ser un mercado, por haberse consolidado desde hace años su traslado a la antigua estación de Cádiz. Los mercados son parte fundamental de la vida cotidiana de una ciudad, patrimonio de la mayor importancia que, por estar sometido a los cambios de hábitos y al desarrollo de nuevos modelos, están en declive desde hace años: acaba de anunciarse el cierre, tras siete décadas, del mercado de Marqués de Pickman.

El edificio del mercado de la Puerta de la Carne, tras el acuerdo entre el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio y Fedeme, tendrá un destino interesante: un centro de interpretación del pasado, el presente y el futuro de la industria en Sevilla. Sería deseable –expresé esta necesidad hace muchos años– que tuviera una parte museográfica que preservara elementos del comercio histórico que desde hace años se pierden cada vez que se reforma para modernizarse o cambia de uso uno de los que definieron la fisonomía de las calles de Sevilla.