La "neolengua" andaluza

El bicho encontró ecosistema en la comunicación institucional de la Junta de Andalucía, en presentadores con vocación universal y teatral y, de un tiempo a esta parte, en cuerpos políticos en los que expandirse

Sesión en el Parlamento de Andalucía.
Sesión en el Parlamento de Andalucía.

30 de junio 2024 - 10:58

El debate sobre el Estado de Andalucía da para un par de titulares y poca cosa más, pero como uno tiene tendencia a la dispersión, acabo fijándome en detalles nimios, intrascendentes, que tampoco tienen recorrido, aunque con un poco de fortuna me den para una columna.   

De un tiempo a esta parte, tal vez empezó en la Segunda Modernización de Chaves y no la vimos venir, se impone un engendro comunicativo, a modo de neolenguaje, que tiene que ver con el andaluz, pero que, afortunadamente, no lo es.  

El bicho encontró ecosistema en la comunicación institucional de la Junta de Andalucía, en presentadores con vocación universal y teatral y, de un tiempo a esta parte, en cuerpos políticos en los que expandirse. Organismos vivos y, aparentemente, inteligentes en los que el parásito encuentra acomodo. Así nuevas generaciones de cargos públicos tienen un modo de distinción del común de los mortales, aún a riesgo de caer en la sobreactuación, pero qué es la política...  

Estos mutantes pasan inadvertidos hasta que se les pone un micrófono o cámara delante, entonces, se engolan, muestran su plumaje, y con más alardes que la Jurado en un escenario, farfullan su mensaje en un pretendido andaluz de diez.  

La tontuna cala, incluso, en anuncios de empresas que, pretendidamente, quieren tocarnos cierta fibra sensible y acaban tocándonos la moral. Ese andaluz impostado no está pegado a tierra firme o, al menos yo, no lo he localizado en mapa alguno. Es un conglomerado de varios clichés locales, embadurnados en azúcar glas social y servidos con tantos aditivos que cuesta encontrar el andaluz real en el que se basa. No diremos que, desde Jaén, por ejemplo, ciertos anuncios requieran de subtítulos para ser comprendidos, pero buena parte de ellos nos hacen torcer el cuello, como si estuviéramos poseídos, o perder el hilo comunicativo hasta discernir que, en teoría, nos hablan en andaluz.  

Ahora que Moreno Bonilla no esconde que la OPA al Andalucismo es una estrategia de éxito, habría que temer que el iluminado de turno le susurre al líder que esta caricatura vergonzante del habla andaluza sirva para unificar el reino. A los que vean esto muy lejano sólo cabe recordarles esta obra que, probablemente, esté en las antípodas ideológicas mayoritarias en el parlamento: “¡Ehkardiyea l’armáziga k’ai hugo! Antolohía’e tehtoh en andalú” der Huan Porrah Blanko. Una antología de textos en andaluz de Juan Porras Blanco, hasta ahí llega mi traducción. Si piensan que los tallos, tejeringos o churros domingueros (si lo prefieren) me producen digestiones pesadas, alejadas de la realidad, les invito a visitar la web de ZEA (Zoziedá pal Ehtudio’el Andalú).  

Otra creación contra natura para separar y hacer de los modismos catetos todo un arte. Como si el español, que tan ricamente hablamos en Andalucía, no fuera suficiente para distinguirnos.

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