La palabra maldita

26 de septiembre 2025 - 03:09

El Rey pronunció un importantísimo discurso en la Asamblea General de Estados Unidos, y toda la carga se ha puesto en si pronunciaba la palabra “genocidio”. Palabra maldita desde que Pedro Sánchez calificó así la actuación del ejército israelí en Gaza.

Todo el mundo político, excepto Vox, coincide en la brutalidad e ignominia de ese ataque en el que el gobierno israelí no ahorra ninguna de las perversidades del trato inhumano recibido por los gazatíes que intentaban escapar del infierno, sin diferenciar a la población civil de los terroristas de Hamas, a cubierto en sus refugios subterráneos y bunkers. Pero la palabra genocidio significa exterminio selectivo de una raza, religión, etnia o nacionalidad. Y en buena ley, consideran no pocos expertos, eso no se está produciendo.

Los discursos del Rey fijan la posición del Gobierno. De hecho, las intervenciones de Jefes de Estado que comparecen ante la Asamblea General de la ONU presentan la posición del Gobierno de ese país ante el resto del mundo. Era por tanto esperado que el rey Felipe pronunciaría un discurso elaborado en Moncloa, del que tendría conocimiento previo para adaptarlo a su lenguaje, pero en ningún modo puede modificar el sentido de ese discurso. Y la atención estaba centrada en como abordaría Felipe VI se reto.

Cumplió su papel con el rigor que exige la Constitución, ahí estaba la posición del Gobierno respecto a Gaza y expresó claramente también su propia posición, de denuncia y dolor ante la brutalidad con que actúa el gobierno israelí contra la población gazatí, pero condenando también de forma inequívoca a Hamas y expresando además la amistad de España con Israel. Una larga historia compartida.

La Casa Real no se pronuncia sobre actuaciones o discursos del Rey. Tampoco lo ha hecho en esta ocasión. Pero la mayoría de los periodistas españoles, y seguro que también políticos, han leído con interés la crónica que ha publicado El País en la que el periodista que cubre información de Moncloa, al que la profesión considera portavoz de Sánchez, escribe que fue la Casa Real la que tuvo la iniciativa de suprimir la palabra genocidio, información que solo podía proceder de Moncloa. ¿Por qué interesaba a Sánchez que se conociera ese dato, para demostrar que su relación con el Rey es más conciliadora de lo que se cuenta? ¿Para sugerir que el Rey intenta marcar su propia línea en grandes cuestiones de Estado y el Gobierno lo acepta? Que cada cual lo interprete como guste.

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