En tránsito
Eduardo Jordá
¿Tú también, Bruto?
Era como un premio. Y cuando llegaba el momento, aplaudíamos. Íbamos a la pizzería de la calle Doce Apóstoles con aires de fiesta, porque ese día comeríamos lo mismo que las Tortugas Ninja, algo que a nuestra corta edad de cuatro, cinco o seis años era casi un motor de vida.
Pero aquellas pizzas tenían a su vez un preámbulo al que le también le hacíamos fiesta porque nos gustaban lo mismo o incluso más aún: los panini.
En Jaén varias generaciones hemos crecido con las pizzas de Da Ernesto. Muchísimo antes de la irrupción de franquicias motorizadas, negocios en cadena y aplicaciones de móvil para pedir que te traigan a casa a golpe de click.
Lo de Da Ernesto siempre fue más auténtico. Tan auténtico que pasadas casi cuatro décadas de iniciar el negocio, la imagen del restaurante es una caricatura del inolvidable Vica y eso en Jaén equivale a un sello de calidad. A un certificado de denominación de origen jaenera aunque en origen no sea de aquí.
De Italia – pasando por Alemania- vino Ernesto Tripaldi para irrumpir en nuestra ciudad para aportar a través de la gastronomía a la economía jiennense. Y partiendo desde cero llegó a expandir su negocio hasta simultanear locales por varios rincones de Jaén: en el centro comercial La Loma, el Puente Jontoya o en las inmediaciones de la Universidad sus pizzas estuvieron presentes, sin olvidar el referente del Paseo de la Estación o el restaurante de Doce Apóstoles en el barrio de Santa Isabel.
Innovó motorizando a repartidores que te traían a casa los panini y su negocio es tan inconfundible que al doblar la esquina del Edificio Gallego, junto a la farmacia de Ejército Español, el horno de la pizzería del Pasaje del Paseo de la Estación te alimenta al pasar y te eclipsa por segundos.
Hace años, antes de la pandemia, el periodista Rafa Rus lo llevó a su sillón de ilustres y notables jaeneros en aquel programa de Onda Jaén tan necesario como fue “De Lagartos y Lagartijas”. Ahora, con su partida, nos queda el testimonio en Youtube y muchos lo están recordando, evidenciando que deja una huella que trasciende lo gastronómico.
Si Jaén se quisiera un poquito más a si misma y tuviera unas medallas anuales como sí tienen otras capitales, a Ernesto Tripaldi se le hubiera reconocido en vida todos sus méritos. Y el suyo, innegable, aquí ha quedado: pocos negocios en Jaén tan longevos, exitosos y populares ha conocido nuestra ciudad como las pizzas y paninis a domicilio de Da Ernesto.
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