Perdidos

16 de diciembre 2025 - 08:00

Así está la mayoría de los españoles de a pie. Perdidos, y estupefactos, por el rosario de informaciones sobre corruptelas políticas, hasta el punto de que vamos a necesitar un listado de nombres de presuntos chorizos y de la conexión entre ellos, para intentar llevar al día todas las noticias que van publicándose. No terminamos de digerir una supuesta “trama” cuando ya salen con otra, lo cual conlleva el grave riesgo de acabar por saturarnos y ya no prestar atención, por hartazgo puro y duro.

Al principio todo quedaba, por ejemplo, entre Leire Díez, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, nombres y apellidos comunes en todos los noticiarios de los últimos tiempos. Pero, con el paso de los días, se van sumando nuevos actores y la capacidad de memorización empieza a complicarse. Que les crecen los enanos, como vulgarmente se dice. Hace falta un Google Maps de la corrupción para no perderse, vamos.

Entre desconocidos varios y diversos, también salen a relucir paisanos, como el antes omnipotente Gaspaz Zarrías, al que la Justicia pone en el punto de mira ahora porque durante unos meses tuvo contratada a la fontanera más famosa del reino. Y ya quisiera ella saber de ese oficio, porque podría ganarse la vida sin necesidad de confabular con fiscales o empresarios.

Pero con todo, por encima de las corruptelas monetarias, digamos, estamos envueltos en asquerosas corruptelas morales, cuando se trata de casos de presuntos acosos sexuales entre compañeros de las propias filas políticas. Hay para todos los gustos, en el PP y en el PSOE, pero permitan que me fije en estos últimos, que son los que alardeaban de cuidar a las mujeres con su famoso eslogan “soy feminista porque soy socialista”, como si tuvieran patente de corso en la defensa de la igualdad. Dime de qué presumes y te diré de lo que careces. De nuevo, nuestro refranero tan sabio como siempre.

Mucho se ha avanzado en la historia de la defensa de la igualdad, y por eso mismo el machismo no debería florecer en el caldo de cultivo en una organización que, precisamente, tiene por bandera el feminismo.

La socialista Ángeles Férriz, de la que los jiennenses no necesitamos ningún mapa para conocerla, salió el otro día en todos los informativos indignada hasta el tuétano, a cuenta del caso Salazar, acusado de acoso sexual y abuso de poder. “Hasta el moño de puteros y acosadores”. Di que sí, más claro no se puede expresar, sobre todo, viniendo de un compañero de partido. Sin paños calientes, tal y como ella es.

Quizá esa misma contundencia verbal debería verse de puertas para adentro, exigiendo a sus colegas de filas socialistas, con Pedro Sánchez a la cabeza, que tengan el valor de llevar a la Fiscalía todos los casos, desde Salazar hasta el presidente de la Diputación de Lugo, José Tomé. Porque no se puede permitir aquello de lavar los trapos sucios en casa. Hay que abrir puertas y ventanas y airear lo que sea menester. En este “me too” socialista faltan demasiadas explicaciones, como ellos mismos reconocen.

Seguro que, mientras escribo esto, algún colega teclea en su ordenador los nuevos nombres de otros casos que pronto saldarán a la luz. Y estaremos cada vez más perdidos.

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