RTVE y supremacismo cultural

José Pablo López, presidente de RTVE, hizo público en su comparecencia ante la comisión de control parlamentario un concepto de la sociología de la cultura comparable a los aportados por la hegemonía cultural de Gramsci, La teoría de la acción comunicativa de Habermas, Apocalípticos e integrados de Eco, Escritos corsarios de Pasolini, La distinción de Bourdieu o De los medios a las mediaciones de Martín-Barbero. Este concepto, mal emanado de los anteriores, es el de “supremacismo cultural”. A la raza, el sexo, el origen o la nacionalidad como factores que definen la supremacía de un sector social sobre el resto, suma la cultura.

Los autores citados y muchos más (podríamos remontarnos al Arte nuevo de hacer comedias de Lope de Vega y su famoso “escribo por el arte que inventaron / los que el vulgar aplauso pretendieron, / porque, como las paga el vulgo, es justo / hablarle en necio para darle gusto”) han estudiado los mecanismos de legitimación o deslegitimación social a través de la imposición de una cultura o un concepto de la cultura por una clase social y/o intelectualmente dominante. Un campo de investigación apasionante cuando no lo manipula la izquierda populista, la derecha clasista o el populismo consumista.

Lo aportado por el presidente de RTVE es la utilización del “supremacismo cultural” para justificar tanto el desembarco de los náufragos de Sálvame en la televisión pública –la difunta La familia de la tele– como su fracaso, se supone que en gran parte debido a los aristócratas (dicho en clave sans-culotte) de la cultura que quieren imponer su idea de cultura a la televisión pública. Criticando, los muy clasistas, que se opte por la telebasura en vez de por la calidad. No sé lo que Gramsci pensaría de la televisión pública, que no conoció, pero sí lo que pensaba el muy gramsciano Pasolini: “No considero nada más feroz que la muy banal televisión… La RAI ha hecho más daño a Italia que el fascismo”.

El desahogado presidente dijo en su comparecencia: “Agradezco mucho las críticas, de verdad, porque creo que de las críticas se aprende... Lo que no asumo es el supremacismo cultural que algunos han querido imponer a la televisión pública”. Ya lo saben: criticar la telebasura en RTVE y exigir calidad es supremacismo cultural.