Triste relato

24 de noviembre 2025 - 03:07

El fallo condenatorio al fiscal general del Estado me produce honda tristeza. La eterna España de Belmonte y Joselito está cada día más dividida y de la peor manera. Por ambos lados hay una gran manipulación. La mayor perjudicada, una vez más, la Justicia.

Vaya por delante que en España se van de rositas, gracias a las garantías legales y procesales, muchos delincuentes. Es la única manera de que ningún inocente sea condenado. Digo esto porque en los juicios penales el fin nunca justifica los medios y si alguien introduce una prueba obtenida inválidamente, esa prueba se excluye. Si una instrucción no se ha hecho bien, se anula. Si un derecho fundamental se vulnera, se ampara a la persona a quien se ha causado indefensión. No todo vale para condenar a alguien. En el Derecho Penal prevalece el imperio de la ley sobre cualquier otro. Es un Derecho garantista que abomina de cualquier método expeditivo o sucio. La consecuencia es que, en Derecho, la verdad no se defiende, se defiende el sistema. Triunfa lo verosímil, no siempre la verdad.

Esto, que conocemos todos los operadores jurídicos, se viene ensuciando y enmarañando frente a la opinión pública para sacar rédito político. No es normal que un fiscal, y menos el fiscal general del Estado, se ponga a defender públicamente eso que llaman relato, que no es otra cosa que una versión de los hechos. No es normal que divida, utilice y manipule a la propia fiscalía que está bajo su mando. No es normal que diga sin ningún sonrojo, como su peor defensa, tras entrecomillar en una nota de prensa datos privados, que la verdad no se filtra, que la verdad se defiende. No es normal que todo el Gobierno salga en defensa de alguien que debiera por ética y estética mantenerse independiente.

Tampoco es normal que en un procedimiento en el que se investiga una presunta revelación de secretos se acuerde nada menos que una entrada y registro quebrando toda proporcionalidad, ni que el borrado de los correos se interprete como una prueba de cargo, ni es normal el volcado de datos por un período de 8 meses, reducido después a 8 días.

Menos normal debiera ser publicar el fallo de una sentencia sin su fundamentación. Que el Tribunal no haya sido capaz de ponerse de acuerdo. Que una vez más quien decide, diga sí y no a un tiempo que es lo más parecido a no decidir. Que discutamos sin conocer los argumentos. Qué triste todo. Qué desastre.

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