Curro Díaz se lo merecía

Han pasado más de tres décadas desde que un torero ubetense se encerrara en solitario son seis toros en el Coso de San Nicasio

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Curro Díaz saliendo a hombros de la plaza de Úbeda. / Esther Garrido

Aquella tarde en que Paco Delgado lidió seis toros en Úbeda, al terminar, en una cafetería cercana al Hospital de Santiago mi padre nos dijo a mi hermano y a mí que acompañáramos a un novillero de Linares que nos iba a regalar unas fotos suyas dedicadas. Y así fue, del maletero de su coche plagado de capotes y muletas sacó dos fotos que nos dedicó y que aún, más de treinta años después, conservo.

Aquel novillero que asistió a esa encerrona de Paco Delgado, fue el protagonista que reeditó la gesta de lidiar seis toros en Úbeda en la primera corrida de la Feria de San Miguel: Curro Díaz.

El destino nos tiene guardadas estas historias que acaban por llegar. Seguramente en la mente de curro Díaz figuraría la ilusión por vivir una tarde así y ese sueño al cabo de más de treinta años se cumplió.

Curro Díaz se merecía a vivir una tarde así y que fuera Úbeda el escenario. Allí él ha firmado tardes para el recuerdo, pero también ha salvado sobre la campana carteles en los últimos años, sustituyendo a compañeros heridos. En nuestra memoria queda su paso como un ciclón en la Feria de San Miguel de 2023.O el prodigioso faenón a un manso jabonero de Juan Pedro Domecq el pasado año. Por eso, con todos los honores este año estaba anunciado como en justicia le corresponde.

Con el otoño ya sobre nosotros la tarde barruntaba lluvia y así acabó sucediendo en algunos momentos de una corrida que se inició con el recuerdo a José García “El Doctor”, diestro diez recientemente fallecido y por quién hubo la sensibilidad de guardar un minuto de silencio. Tras ello, la plaza de Úbeda ovacionó a Curro Díaz obligándolo a saludar.

Se lidiaron todos de las divisas de Fuente Ymbro, Daniel Ruiz, Victorino Martín Torrealta y El Freixo. Todas ellas correctamente presentadas y algunas como el de Victorino y el de Torrealta ovacionados de salida.

Impecable actitud la de curro Díaz durante una tarde en la que afrontó con solvencia el compromiso.Con el que inició el festejo, de FuenteYmbro estuvo muy poderoso con toreando por la derecha. Cortó un trofeo.

El segundo, de Daniel Ruiz, fue una gran toro que brindó a la ganadera María Jesús Gualda, propietaria de El Añadío. Faena vibrante de principio a fin que caló hondo en el tendido y que incomprensiblemente no fue acompañada por la música. Por momentos llegó a levantar al público de sus asientos. Cortó dos orejas.

En el tercero, de Victorino Martín, todo el mundo tuvo que emplearse a fondo y no bajar la guardia. Tenía el toro una embestida interminable y Curro aprovechó con creces las virtudes del animal, dejando muletazos larguísimos al natural para cerrar con un toreo a dos manos de los que hacen crujir los tendidos. Otras dos orejas con mucha fuerza y el premio de la vuelta al ruedo para el toro.

Bajó algo el tono con el de Torrealta. Bonito de hechuras, pero feo en su comportamiento. Medía, se paraba, y buscaba el cuerpo del torero al pasar. Ahí además Curro pinchó en varias ocasiones.

Faena exigente la del quinto, del hierro de Fuente Ymbro nuevamente. Un toro que pedía los papeles y exigía a quien tenía delante. Tuvo mucho mérito cuanto le hizo Curro Díaz, que acabó recibiendo una importante ovación al término.

Y puso fin a la encerrona un ejemplar de El Freixo, la ganadería de El Juli. Un toro justito de fuerzas con el que Curro Díaz desplegó su torería para terminar de redondear una tarde importante que se la perdieron quienes no fueron a la plaza a arropar a un torero que siempre ha llevado no sólo a Linares, sino a la provincia de Jaén por bandera, con casi tres décadas de alternativa a sus espaldas y con un toreo al alcance de unos pocos elegidos.