Negocios con solera: 90 años dedicados al cuidado de la vista en Jaén
Fundada en 1936, Óptica Amate ha sabido adaptarse a los tiempos, combinando experiencia familiar con tecnología de vanguardia y atención personalizada
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Hablar de Óptica Amate es hablar de uno de esos comercios que forman parte de la memoria viva de Jaén. Fundada en 1936, en plena antesala de la Guerra Civil, se convierte en el establecimiento de este tipo más antiguo de la ciudad. Al frente se encuentra Daniel Francés, tercera generación de una saga familiar que ha sabido mantener el negocio sin renunciar a la modernización y a una forma de entender el comercio basada en la cercanía y la especialización.
“El origen está en mi tío abuelo, que fue quien abrió la óptica, aunque en un principio también tenía joyería y fotografía”, recuerda Francés. En aquellos años fue la segunda óptica de Jaén y, tras el cierre de otros establecimientos históricos, ha pasado a ser la más antigua en activo. A lo largo de las décadas, el negocio fue creciendo hasta convertirse en un pequeño referente del sector, llegando incluso a contar con siete trabajadores en su etapa de mayor actividad, algo impensable a día de hoy para los hermanos Francés.
Y es que, tras el relevo generacional, Daniel tomó una decisión clave: apostar por el camino más difícil. En lugar de incorporarse a una óptica ya consolidada de la mano de su padre, decidió revitalizar Amate, un local con historia pero necesitado de inversión. “Estaba muy dejada, pero sentí que este era mi proyecto”, explica. Con escasos recursos al inicio, acometió una primera reforma tras conseguir financiación y, años después, una segunda que terminó de definir el concepto actual del negocio. Actualmente, cuenta con la ayuda de su hermano Jose, quien trabaja como auxiliar de óptica.
La especialidad de Óptica Amate son las marcas premium y de lujo, siempre con una filosofía centrada en la estética sin dejar de lado la atención personalizada. Francés reconoce que es un aspecto de su trabajo que le apasiona: "Me encanta cuando alguien se sienta y me dice que le enseñe algo raro". El óptico apuesta por estar siempre a la última en todo lo referente a tecnología del sector. De hecho, el establecimiento ha sido pionero en la ciudad en incorporar equipamientos avanzados para la graduación visual, así como soluciones innovadoras para el control de la miopía infantil.
No se trata solo de vender gafas, sino de saber exactamente qué necesita cada persona y por qué"
Precisamente, el trabajo con niños se ha convertido en una de las líneas más cuidadas del negocio, en un contexto marcado por el aumento acelerado de la miopía a edades cada vez más tempranas. “Frenar la miopía no es solo una cuestión estética, es salud visual a largo plazo”, subraya el óptico, que destaca la satisfacción profesional y personal de ver cómo estos tratamientos funcionan y mejoran la calidad de vida de las familias.
El perfil de la clientela refleja también esa dualidad entre tradición y renovación. Conviven clientes de toda la vida, que han pasado por varias generaciones del mostrador, con un público más joven que busca productos diferentes o gafas deportivas, un ámbito que apasiona especialmente a Daniel. “A la gente que hace deporte le cuesta mucho encontrar gafas deportivas graduadas y un buen asesoramiento”, explica. Por ello, en Óptica Amate trabajan de forma especializada con marcas de primer nivel como Oakley, “muy punteras y que apenas se trabajan en aquí”. Además, subraya que la clave no está solo en ofrecer el producto, sino en conocerlo en profundidad: “Hay que saber qué se vende y saber asesorar; según el deporte que practiques o la necesidad que tengas, te recomiendo una cosa u otra”.
A las puertas del 90 aniversario, Francés recuerda que mantener un comercio con tantos años de historia es una carrera de fondo. Y es que aún queda margen de mejora y de crecimiento, especialmente en lo referente a audiología, que aún no lo ha contemplado, no por falta de interés, sino por "falta de espacio". “No te puedes dormir. Siempre hay que estar alerta”, afirma. Aun así, mira al futuro con optimismo, especialmente tras saber que su hijo quiere seguir sus pasos y estudiar óptica.
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