Olalla Castro: "El mayor miedo de mi personaje, que ocurre en la vida real, es que deje de dolerle la pérdida de su hija"
Cultura
La escritora publica su primera novela, 'Mañana' donde Virginia, para huir de la tristeza se va a trabajar a los campos de arroz de China, allí conoce a Sùyīn que también afronta su propio duelo
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El dolor por la pérdida y el duelo es algo inherente a la vida de todas las personas y sobre este sentimiento, aunque también del amor y el lenguaje sin palabras habla Olalla Castro en su nuevo libro, 'Mañana'. Es doctora en Teoría de la Literatura por la Universidad de Granada y licenciada en Periodismo y ha lanzado su primera novela, que fue presentada ayer en el Centro Andaluz de las Letras de Jaén.
En esta primera historia que construye, pone sobre el papel a dos mujeres, Virginia y Sùyīn, que aparentemente son completamente diferentes, pero a las que les une el duelo. Virginia, rota de dolor tras la muerte de su hija decide huir del dolor yéndose a trabajar a los bancales de arroz en China donde conoce a Sùyīn, casada con un hombre al que no ama. Su encuentro marcará el inicio de la reparación de sus heridas, la promesa de un mañana en el que aprender a convivir con la pérdida sin dolor.
Como autora ha publicado los poemarios 'La vida en los ramajes', 'Bajo la luz, el cepo', 'Inventar el hueso' y 'Todas las veces que el mundo se acabó'. Ganó, entre otros, el Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández, el Premio Internacional Antonio Machado en Baeza y el Premio al Libro del Año 2022 de las Librerías de Madrid. Sus poemas y relatos han sido recogidos en más una veintena de antologías y traducidos a varias lenguas. Ha sido cantante y letrista de diversos proyectos musicales, como 'Rebelmadiaq', 'Sister Castro' o 'Nour', formaciones con las que ha firmado una decena de discos y ofrecido conciertos por países como Argentina, México, Costa Rica, Jordania, Marruecos, Argelia, Francia, Holanda o Alemania.
Pregunta.¿Qué le impulsa a escribir su primera novela 'Mañana' ?
Respuesta.La necesidad de escritura. Tenía ganas de intentar escribir una novela y de ver si podía llevarla a cabo, eso por un lado. Y por otro, pues hay también una necesidad profesional porque soy poeta y porque vivo de los alrededores de la literatura, los talleres, las conferencias y hacerlo desde la poesía es muy complicado y desde la novela, pues un poco menos. En el momento en el que empecé a escribirla en 2020, era también un deseo de salir de cierta precariedad laboral en la que estaba en ese momento inmersa.
P.¿Cómo ha sido ese salto de la poesía a la novela?
R. El salto desde la poesía a la novela, yo creo que he podido hacerlo en gran parte gracias que he seguido manteniendo las mismas herramientas y los mismos elementos que se ponen en juego en mi escritura poética. Además de cuidarme de que hubiera lógicamente también todo eso que nos hace poder hablar de una novela, es decir, unos personajes, trama, una historia. Sí que el tratamiento que he dado tanto al lenguaje como a los pequeños capítulos en los que está el libro dividido es muy parecido al trabajo que hago cuando escribo poesía. Yo creo que por eso también he podido llevar a término el libro, porque al final, digamos que he sido astuta y he usado las herramientas que ya conozco.
P.Con respecto a la historia, ¿por qué decide unir a dos mujeres que vienen de contextos tan diferentes y unas vidas tan diferentes?
R.Pues precisamente porque la historia es una historia sobre el lenguaje o más bien sobre la falta del mismo y uno de los aspectos me interesaba indagar era en cómo el lenguaje está lleno de prejuicios, de ideología, de historia, que nos hacen relacionarnos con la otra de una manera determinada. Precisamente me interesaba que en el encuentro entre Virginia y Sùyīn, una mujer que es profesora en Barcelona y una mujer que es campesina en los bancales de arroz chinos, se pudiese dar justo porque ambas van a ese encuentro. Comienza su relación ajenas a la palabra. Entonces, tenía ganas de indagar en esos otros lenguajes que a veces despreciamos, el lenguaje del cuerpo, del deseo, incluso en esta historia, la comida como lenguaje. Esos otros lenguajes a los que damos menos importancia y los protagonistas y que esos lenguajes precisamente fueran los que permitieran que estas mujeres despojadas de esos prejuicios que cada lengua arrastra pudieran encontrarse a pesar de todas sus diferencias que en realidad, no son tantas porque esas diferencias culturales al final son constructos.
P.¿Le ha costado tratar el duelo en este personaje de la pérdida de la hija de Virginia y ponerse en ese lugar para poder escribir sobre él?
R.La verdad es que sí, que en la primera parte de la novela es difícil de transitar para quien lee y fue difícil de escribir para mí también. A mí no me interesaba especialmente el tema de la maternidad ni el duelo materno, pero sí que era como el dolor más extremo que podía, o el duelo más extremo que podía ocurrirse. Lo que sí que tenía claro es que quería que hubiera un personaje, que en caso es Virginia, que estuviese acostumbrado a ver la vida, a interpretarla, a vivir la vida a través de lo intelectual que pasa en nuestra cultura por lo lingüístico y que de repente al enfrentarse a un dolor tan extremo pues se sintiese un poco huérfana de todas esas herramientas que antes las hacía sentirse seguras en el mundo. Entonces se quedaba fuera del lenguaje o al borde del lenguaje y eso era un poco lo que más me interesaba. Luego, a partir de elegir el tema del duelo de una hija y de la maternidad, pues eso sí que me obligó a hacer una indagación más profunda en el tema, a leer obras de autoras y autores que han pasado por eso en su vida real, que han escrito sobre eso, como Chantal Maillard o Piedad Bonnet También a indagar en las fases del duelo, desde el punto de vista psicoanalítico. De todas maneras también creo que el dolor por la pérdida es algo universal, aunque no hubiésemos pasado por eso, no supiésemos lo que es perder alguien en un duelo porque ya no está vivo, la pérdida se materializa de muy distintas formas, de hecho el otro personaje, Sùyīn, es también alguien que está haciendo su propio duelo, pero un duelo por lo que pudo ser su vida y nunca fue, que también es un duelo muy común, porque la vida consiste también en renunciar muchas veces a lo que hubiéramos deseado para nosotras mismas. Creo que la pérdida, el dolor, el duelo o los duelos son temas muy universales que a todas nos han tocado en algún momento, por eso también es más fácil ponerse en la piel de alguien que está pasando por eso.
P.¿Se lleva a lo personal sus vivencias o ese duelo a su vida o algún aprendizaje de los personajes mientras está inmersa?
R.A ver, yo creo que siempre escribimos desde donde ya estamos. Entonces, es muy probable que, aunque mi tristeza o mi pena o mi dolor no tuvieran que ver en el momento en el que yo empecé a escribir, con las cosas que luego yo he imaginado para mis personajes, sí que quizás había, a lo mejor había cierta predisposición en esos momentos de mi vida a la melancolía, a la tristeza. También al escribir, que en eso sí siento que he acompañado en el viaje que hacen las protagonistas, que es un poco por resumirlo de manera escueta, un viaje desde la falta hasta lo que se obtiene, desde la oscuridad hasta cierta luz o cierta redención. Sí que siento que en cierto modo yo también transité mientras escribía ese camino y que de algún modo también me redimí como se redimieron los dos personajes al encontrarse. Creo que siempre queda algo cuando estás escribiendo, escribes ya desde un lugar que de algún modo ya estás instalada y en el movimiento al que te lleva la escritura también tú te desplazas.
P. ¿Le costó más escribir el personaje de Sùyīn, al ser una mujer con una cultura completamente diferente?
R.Probablemente sí, pero no solo por la investigación que tuve que hacer, que lógicamente fue mucho más intensa en el personaje de Sùyīn, porque primero no quería exotizar al personaje, no quería retratar a la cultura china desde una visión colonialista u occidentalista. Entonces sí que ahí tuve mucho cuidado, hice un trabajo muy exhaustivo de búsqueda de elementos culturales chinos, de elección también de cosas de mi personaje. Entonces quizá el trabajo propiamente de investigación sí que fue más intenso en el caso del personaje de Suyin, no solo por eso, por las diferencias culturales o por la distancia que puede haber entre todo lo que reflejo la novela y lo que yo ya llevaba de partida culturalmente, sino también por el tipo de personaje que cada una es, porque quizá yo estoy más cerca o estaba más cerca de Virginia, en el sentido pues que Virginia es alguien también tendente a la intelectualización y tendente también a la cierta melancolía y Suyin era un personaje muy luminoso, del que yo estaba muy lejos cuando empecé a escribir, pero también fue más gratificante, también me transformó más.
P.¿Cree que tendemos a huir del dolor como el personaje de mojo de Virginia?
R.Yo creo que en general sí que tendemos a huir del dolor y a evadir, pero en realidad el caso de Virginia es muy particular porque ella cree estar huyendo, pero en realidad lo que está haciendo es aferrarse a ese dolor. Porque en cierto modo, de lo que huye es de la reparación del dolor. Digamos que cuando nosotros empezamos a conocer el personaje, hace ya tres años de su hija y se supone que ella durante un año, un año y medio ha permanecido en Barcelona. Todo su entorno ha entendido su dolor y que no quisiera seguir viviendo y su renuncia a la vida, pero ya llega un momento en que ya su entorno le dice, puede prolongarse más. Y es cuando ella decide irse. Entonces, en realidad no está huyendo del dolor, sino está huyendo de la posibilidad de la reparación de ese dolor porque para ella, aferrarse a ese dolor, en cierto modo, como aferrarse a su hija. De hecho, lo dice en algún momento de la novela: "Mi manera de seguir teniendo aquí a mi hija Moira es seguir herida con la misma intensidad que el primer día que la perdí". Su miedo mayor, que esto también es algo que nos ocurre mucho cuando nos enfrentamos a un duelo, ya sea un duelo por una muerte o un duelo por una pareja, siempre al principio tenemos más miedo a que deje de dolernos que a que nos esté doliendo porque cuando deje de dolernos, sentimos que cuando deje de dolernos ya nos habremos separado también del recuerdo de esa persona.
P.¿Abre un camino con esta novela para escribir más?
R.Yo lo voy a intentar seguir escribiendo novelas. La alternaré con unos poemarios porque también es la escritura que más placer me genera y que me sale de forma natural. Pero sí que esto me ha abierto el gusanillo y sí que tengo ganas de volver pronto a escribir otra novela.
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