La primera piscina de Jaén, una sólo para mujeres y los precios en pesetas
Jaén Retro
Un viaje a los años 30 y 40, cuando el chapoteo en Peñamefécit y los bailes en los Jardinillos escribieron la crónica estival de una ciudad
La última sombrerería de Jaén: un legado de tradición y memoria
El 16 de julio de 1932 marcó un antes y un después para los habitantes de Jaén. A las cinco y media de la tarde se inauguró oficialmente la primera piscina pública de la ciudad, ubicada en un joven estadio de Peñamefécit y gestionada por la Olímpica Giennense. Este espacio no solo revolucionó el ocio estival, sino que también promovió la higiene y el deporte entre la población, reflejando los valores de una época en plena transformación social.
Inauguración y normas de uso
El acto contó con la presencia de numerosas autoridades y del presidente de la Olímpica Giennense, Juan Nogales Martínez, junto a decenas de vecinos curiosos. La prensa de la época destacó el carácter higiénico y educativo de la instalación.
«𝘕𝘢𝘥𝘪𝘦 𝘱𝘰𝘥𝘳á 𝘱𝘦𝘯𝘦𝘵𝘳𝘢𝘳 𝘥𝘦𝘯𝘵𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘱𝘪𝘴𝘤𝘪𝘯𝘢 𝘴𝘪𝘯 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘴𝘰𝘮𝘦𝘵𝘦𝘳𝘴𝘦 𝘢 𝘭𝘢 𝘥𝘶𝘤𝘩𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘪𝘮𝘱𝘪𝘦𝘻𝘢, 𝘢𝘤𝘰𝘯𝘴𝘦𝘫𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘢𝘴𝘪𝘮𝘪𝘴𝘮𝘰 𝘢 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘭𝘰 𝘤𝘳𝘦𝘢𝘯 𝘯𝘦𝘤𝘦𝘴𝘢𝘳𝘪𝘰, 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘱𝘳á𝘤𝘵𝘪𝘤𝘢 𝘭𝘢 𝘳𝘦𝘢𝘭𝘪𝘤𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘤𝘳𝘶𝘱𝘶𝘭𝘰𝘴𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦... 𝘓𝘢 𝘧𝘪𝘯𝘢𝘭𝘪𝘻𝘢𝘥 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘱𝘪𝘴𝘤𝘪𝘯𝘢 𝘦𝘴 𝘧𝘢𝘤𝘪𝘭𝘪𝘵𝘢𝘳 𝘢 𝘭𝘢 𝘫𝘶𝘷𝘦𝘯𝘵𝘶𝘥 𝘶𝘯 𝘥𝘦𝘱𝘰𝘳𝘵𝘦 𝘩𝘪𝘨𝘪é𝘯𝘪𝘤𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘢 𝘭𝘢 𝘷𝘦𝘻 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘳𝘰𝘱𝘰𝘳𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘻𝘢 𝘺 𝘷𝘪𝘨𝘰𝘳, 𝘩𝘢𝘣𝘪𝘵𝘶𝘢𝘳á 𝘢𝘭 𝘱𝘶𝘦𝘣𝘭𝘰 𝘢 𝘭𝘢 𝘭𝘪𝘮𝘱𝘪𝘦𝘻𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘱𝘳á𝘤𝘵𝘪𝘤𝘢 𝘮á𝘴 𝘴𝘢𝘭𝘶𝘥𝘢𝘣𝘭𝘦 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦 𝘥𝘪𝘴𝘧𝘳𝘶𝘵𝘢𝘳».
Las normas eran estrictas: el tiempo máximo de baño no podía exceder dos horas, y los precios, diseñados para ser accesibles, variaban según si el usuario era socio o no, e incluían opciones con transporte en coche (un lujo para la época).
Tarifas de 1932
-No socios:
· Baño con traslado en coche (ida y vuelta): 1,25 pts.
· Baño sin transporte: 0,80 pts.
- Socios:
· Baño con traslado: 0,90 pts.
· Baño sin transporte: 0,25 pts.
- Abonos:
· 20 baños con transporte: 14,50 pts.
· 20 baños sin transporte: 9 pts.
Expansión: la piscina municipal de los Jardinillos
Siete años después, en 1939, Jaén inauguró su segunda piscina, esta vez de propiedad municipal. Situada en la plaza Queipo de Llano (hoy conocida como Plaza de los Jardinillos), ocupó el solar del antiguo cuartel de San Agustín. Ambas piscinas permanecían abiertas de junio a octubre, convirtiéndose en puntos de encuentro y socialización durante los meses de verano.
Con la llegada del agua corriente a la mayoría de los hogares, los baños públicos fueron perdiendo importancia. El último que quedaba en Jaén, situado en la calle San Andrés, terminó derrumbándose debido a su antigüedad. Sin embargo, las piscinas mantuvieron su atractivo como espacios de ocio.
La piscina de los Jardinillos, en particular, se convirtió en un espacio multifuncional. Al caer la noche, se transformaba en escenario de cenas y bodas organizadas por Pedro Millán Colmenero (1885-1970), quien también era dueño del Ideal Bar del Teatro Cervantes. Bajo su dirección, el recinto se adaptaba como salón de baile al aire libre, donde la música y la fiesta cobraban vida.
En la zona del restaurante era habitual escuchar a las orquestas que amenizaban estos eventos. Destacaban grupos como "Los Ases", un cuarteto liderado por Juan Aguilera (voz) y la orquesta Sahara y el cantor Aguilera, dirigida por el maestro Reyes, que deleitaban al público con grandes éxitos musicales interpretados con gran maestría.
Además, se instaló una caseta conocida como "El 53", nombre tomado del gran número pintado en su entrada, donde los asistentes disfrutaban de música y bailes que animaban las veladas.
Curiosidades y segregación por género en los baños públicos
En el pasado, las normas sociales establecían una estricta separación entre hombres y mujeres en espacios públicos, especialmente en lugares como piscinas y balnearios. Estas reglas reflejaban los valores de la época, donde la moralidad y el decoro dictaban incluso los momentos de ocio.
Uno de los aspectos más llamativos era la prohibición de que hombres y mujeres se bañaran juntos. Para evitar cualquier acto indecente, en la piscina de Los Jardinillos se establecían turnos separados: hasta las 12 del mediodía el acceso era exclusivo para mujeres, y a partir de esa hora (hasta el cierre) solo podían entrar hombres. Esta medida, común en muchas ciudades, buscaba mantener el orden social de acuerdo con los estándares de la época.
La piscina "De la Ramona": un refugio femenino
Un ejemplo claro de esta segregación era la conocida piscina "De la Ramona", ubicada cerca de la calle San Andrés y Callejón del Gato. Este lugar era de uso exclusivo para mujeres, ofreciéndoles un espacio donde podían nadar y socializar sin la presencia masculina. Este tipo de recintos no solo garantizaban privacidad, sino que también reforzaban los roles de género de la época, donde se consideraba inapropiado que ambos sexos compartieran ciertos espacios.
El recuerdo de aquellas piscinas
Hoy, en el mismo lugar donde antes chapoteaban jóvenes al ritmo de las orquestas veraniegas, entre biscúters de "El Alcázar" y botellas de Mirinda, se alza el rectángulo de hormigón del edificio de Correos y Telégrafos. Proyectado en 1970 bajo el diseño de Luis Gamir, fue inaugurado a finales de abril de 1975 bajo un torrencial chaparrón.
Mientras tanto, el Stadium Peñamefécit, antaño vinculado al deporte, también desapareció. Aquella pionera piscina de 1932 es ya solo un recuerdo en la memoria colectiva de Jaén.
Más que simples instalaciones deportivas, estas piscinas no solo supusieron un avance en infraestructuras, sino que también se convirtieron en espacios de convivencia que reflejaban los cambios sociales, desde la higiene pública hasta la gradual liberalización de costumbres. Un capítulo esencial de la historia jiennense que, como las propias piscinas, no merece quedar sumergido en el olvido.
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