Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
ROMERÍA DEL ROCÍO
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Los rocieros jiennenses prosiguen su camino hasta la aldea para acudir al encuentro de la Blanca Paloma en vísperas de una nueva fiesta de Pentecostés. Uno de los momentos claves de esta peregrinación se vivía este martes al mediodía con el tránsito de la hermandad de Jaén por el conocido ‘Vado de Quema’, en el término municipal de Aznalcázar. Allí, las aguas del río Guadiamar ofrecen cada año una de las estampas clásicas para las más de 50 comitivas que pasan por este mismo punto de forma obligada.
Era ya por la tarde cuando el simpecado morado de Jaén alcanzaba la localidad de Villamanrique de la Condesa, precisamente la madrina de la corporación jiennense. La subida de los escalones que preceden a la iglesia de Santa María Magdalena es otro de los instantes más añorados por los rocieros. Todo ello, además, con una temperatura de lo más agradable a pesar de los primeros pronósticos. “Está haciendo un tiempo perfecto en comparación con otros años”, expresa Mayte Garrido, una de las jóvenes que peregrinan hasta El Rocío.
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