La Virgen del Collado reúne a sus fieles en unas nuevas fiestas de Pascuamayo

Este año, a pesar de su nombre, su programación se diluye en este prólogo de junio. Las fiestas de Pascuamayo toman la vida de los vecinos de Santisteban del Puerto durante algo más de una semana con una fecha clara en el horizonte: el Lunes de Pentecostés. Será en esta jornada cuando tome el verdadero protagonismo la devoción hacia la Virgen del Collado con una de sus tradiciones más insignes: la toma del cuadro que relevará el papel de su mayordomía durante el siguiente curso.

Para los santistebeños se trata de una cita ineludible y de encuentro eminente con sus raíces. "El pueblo entero se vuelca con su patrona estos días", apunta el Hermano Mayor de la cofradía, Deogracias Soriano. Ya durante esta primera semana de junio son numerosas las actividades programadas para la afición taurina del municipio: desde encierros diarios a novilladas con y sin picadores. A ello se suman el resto de propuestas lúdicas concentradas tanto en la Plaza Mayor como en el Jardín Municipal, donde la música pondrá el broche de oro a cada noche.

La toma del cuadro

Probablemente, el momento central de la fiesta se vivirá este miércoles a las 20 horas con el desfile de los gigantes cabezudos y el posterior pregón a cargo de Luis Medina en el templo de Santa María del Collado. Durante el fin de semana el sentimiento religioso invadirá las calles de la localidad: primero, con la salida del cuadro de la Virgen desde la casa de la mayordomía hasta el santuario este sábado, además del traslado de la imagen a la ermita del Ejido. Allí tendrán lugar las diversas celebraciones litúrgicas convocadas en la víspera de Pentecostés "con absoluta solemnidad".

El lunes 9 de junio será, sin lugar a dudas, el día grande para los devotos de la Virgen del Collado, que acompañarán a su patrona durante la tarde en su procesión triunfal de regreso hasta su santuario. A su término, la popular toma del cuadro centrará la atención de los presentes en un momento de absoluta tradición que trasciende lo espiritual. "Es un instante muy emotivo y esperado por todos", comenta Soriano. Con ello, será una nueva familia la que se encargue de albergar esta particular insignia en su hogar en los próximos meses, un gesto de honor que implica más de una responsabilidad.

Según explica el Hermano Mayor, este cuadro es portado durante la procesión por la mayordomía del presente año. Una vez dentro del santuario, "el párroco inicia el canto de la salve y los santistebeños que quieran tomar este cargo lo pueden hacer". Se trata de un papel que engloba a todo un colectivo de familias detrás: "la mayordomía cuenta con sus compadres, que son dos matrimonios que los auxilian en sus tareas, además de seis parejas de mozos y mozas junto a los comisarios que coordinan las distintas actividades". Es precisamente esta unidad la que, a ojos de Soriano, "favorece que se viva la devoción desde pequeños y perdure durante tantos años".