Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
En el corazón del casco histórico de Jaén, entre estrechas callejuelas y plazas llenas de vida, encontramos rincones que parecen detenidos en el tiempo. Entre ellos, destaca la Taberna El Gorrión, un establecimiento que lleva ofreciendo sus famosos chatos de vino desde 1888. Pasear por estas calles es como viajar al pasado, y cada tasca, cada arco y cada esquina cuenta una historia. Al cruzar el emblemático Arco del Consuelo, nos dirigimos hacia uno de los lugares más icónicos de la ciudad: la Taberna El Gorrión.
Fundada por Don José María López Cruz, la Taberna El Gorrión es la más antigua de Jaén. Según cuenta la tradición, López Cruz, en un gesto de agradecimiento, perdonó la vida a uno de sus jamones, dando inicio a una leyenda que ha perdurado a lo largo de los años. Este jamón, conocido hoy como el "jamón momificado", es una de las piezas más curiosas que pueden observarse en el local, colgando como un testigo mudo de tiempos pasados en una vitrina a la vista de todos los clientes.
Para entender la magnitud de esta leyenda, debemos viajar más de 100 años atrás. La historia cuenta que una princesa rusa, huyendo de su tierra y en su camino hacia Gibraltar, se encontró con la Taberna El Gorrión. Exhausta, solicitó un lugar apartado y privado donde pudiera descansar y comer algo para recuperar fuerzas. El mesonero, queriendo ofrecerle el mejor servicio, la condujo al sótano donde se almacenaban las piezas de la matanza, entre ellas, varios jamones.
Mientras la princesa reposaba, una gota de grasa de uno de los jamones colgantes cayó sobre su pecho. Don José María, siempre caballeroso, se apresuró a limpiarla, y así, según la leyenda, surgió un inesperado romance. Agradecido por el papel del jamón en tan fortuito encuentro, el tabernero decidió indultarlo de por vida. Hoy en día, ese jamón momificado sigue colgando en la taberna, intacto, como un recuerdo de aquella romántica anécdota.
Aunque la historia de la princesa rusa es la más romántica y cautivadora, existe otra versión de la leyenda, quizá más verosímil. En esta, Don José María López Cruz, al colgar los jamones en la bodega de su taberna, recibió la noticia del fin de la Primera Guerra Mundial. En un acto de celebración y simbólica paz, decidió perdonar a uno de los jamones, preservándolo para la posteridad. Este gesto de celebración se convirtió en tradición, y el jamón momificado es hoy una de las atracciones más curiosas del lugar.
La Taberna El Gorrión también tiene protagonismo en la literatura contemporánea. Además de haberle sido dedicados innumerables versos, el reconocido escritor Juan Eslava Galán menciona este icónico establecimiento en varias de sus obras, destacando su relevancia histórica. En su novela ‘En busca del unicornio’, por ejemplo, describe vívidamente una escena de conversación y holganza en la taberna, mostrando cómo el lugar ha sido un punto de encuentro y referencia muy característico de la ciudad.
Más allá de su historia y leyendas, la Taberna El Gorrión sigue siendo un lugar donde se puede disfrutar de la auténtica cocina jienense. Con una rica oferta de tapas y vinos típicos del país, visitar esta taberna es un viaje sensorial a través de los sabores tradicionales andaluces. Desde queso añejo hasta rosquillas, embutidos de primera calidad y un gran surtido de raciones, te sorprenderá que, cuando hayas hecho tu pedido, la comanda se escriba, todavía y como antiguamente, con tiza en su barra de madera.
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